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ZINEMALDIA

Cuando la imaginación sirve para reinventar la realidad

Terry Gilliam presentó en Zabaltegi-Perlas una producción que discurre entre lo real y lo imaginario, con unos atractivos efectos digitales que ayudan a redondear una cinta marcada por la inesperada muerte de su protagonista, Heath Ledger.

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Ariane KAMIO | DONOSTIA

Terry Gilliam, uno de los fundadores de Monthy Python, presentó ayer su última producción, «The Imaginarium of Dr. Parnassus», dentro de Perlas, en Zabaltegi. El Doctor Parnassus (Christopher Plummer) posee el extraordinario don de guiar la imaginación de los demás, pero sobre él recae una oscura maldición secreta. Jugador empedernido, miles de años atrás hizo una apuesta con el demonio, Mr. Nick (Tom Waits), con la que se ganó la inmortalidad. Siglos más tarde, al conocer a su amor verdadero, el Dr. Parnassus hizo otro trato con el diablo, cambiando su inmortalidad por su juventud con la condición de que, cuando su hija alcanzara la edad de 16 años, pasara a ser propiedad de Mr. Nick. Valentina (Lily Cole) está cada vez más cerca de esta importante fecha y el Dr. Parnassus está desesperado por protegerla de su inminente destino. Mr. Nick se presenta para llevársela, pero como siempre está dispuesto a hacer una nueva apuesta, renegocia el envite. Se quedará con Valentina el que primero seduzca a cinco almas.

La historia transcurre en los tres días anteriores al decimosexto cumpleaños de Valentina y, durante ese plazo, aparece Tony, un codicioso joven al que comenzó dando vida Heath Ledger y que tuvo que ser sustituido por Johnny Depp, Colin Farrell y Jude Law después de su trágica muerte.

Gilliam, que compareció solo ante los periodistas, explicó que el repentino fallecimiento del actor australiano hizo que deseara parar el proyecto pero, «menos mal que a mi alrededor tengo gente que no me hace caso y me convencieron para seguir adelante». Sin tener nada preparado de antemano, llamó a Johnny Depp, quien aceptó la propuesta «inmediatamente», además de «ofrecerme todo lo que me hiciera falta». A este «improvisado» reparto se unieron también Colin Farrell y Jude Law, también amigos cercanos de Ledger. «Fue una decisión pragmática», dijo Gilliam, «y todo quedó en familia». «Fue difícil que los tres estuvieran con nosotros, porque cada uno estaba desarrollando proyectos diferentes, así que tuvimos que adaptar los horarios, no tuvimos tiempo para ensayar... En una situación así, fue muy importante la amistad que les unía a Heath», explicó. En el caso de Johnny Depp, por ejemplo, necesitó solamente tres horas y media de una jornada de rodaje para llevar a cabo su cometido, algo que hizo de forma «perfecta».

Depp interpreta el primer «cambio» en el personaje de Ledger y a éste le sigue Jude Law, quien también aceptó de forma inmediata el órdago de Gilliam. El último en entrar en escena es Colin Farell, quien asumió «la parte más difícil». «Fue increíble -prosiguió-, sin tener tiempo para ensayos, no tuvo que haber funcionado, pero todo salió a la perfección. Es un testamento maravilloso completado por el amor que transmitió Heath», apostilló.

Gilliam se sintió «preocupado» por la recompensa económica que recibirían estos tres actores «suplentes», ya que los productores solamente estaban dispuestos a pagar lo que le correspondería a Ledger si llegara a finalizar la película. «Ninguno de los tres cobró nada; todo lo que recibieron se lo dieron a la hija de Heath, y eso casi nunca pasa en el cine», dijo.

«Reinventar la realidad»

En «The Imaginarium of Dr. Parnassus», Gilliam construye puentes de unión entre la realidad, la vida cotidiana, y la imaginación de cada uno. En ese terreno, muestra los deseos de cada persona, siempre salpicada por alguna tentación que es mostrada de forma pícara por el diablo de la película, el Dr. Nick, interpretado por Tom Waits.

Gilliam, que en 1995 compitió por la Concha de Oro en el Festival con «Tideland», certamen que tres años más tarde le dedicaría una retrospectiva, reconoció ser un «soñador despierto», que aprovecha para «reinventar la realidad». «Siempre he jugado entre el mundo real y la fantasía, es una lucha entre dos mundos que me intriga mucho. Si la fantasía es escapista -detalló-, me gusta, porque sirve para reformar el mundo real». Aseguró que le interesa «hacer cosas que te quedan en el interior, no a nivel técnico, sino que prefiero entrar en la mente de las personas. Que no se olviden de lo que han visto nada más salir del cine». «¿La gente que quiere ver ese tipo de cine qué ve ahora?», se preguntó. Y la respuesta: «Cuando cuentas con mucho dinero tienes menos oportunidad de explorar a las personas. No creo que Hollywood quiera alentar la imaginación de la gente».

A su juicio, la muerte se convierte en el «elemento central» del título; se juega entre la mortalidad y la inmortalidad. Con esta base y la muerte de Ledger, Gilliam cambió algunas escenas, pero no hizo lo mismo con los diálogos, mantendiendo los originales del guión. «Aunque parezca increíble, los diálogos de los personajes se acercaron mucho a la realidad que estábamos viviendo o quizás sea yo quien piense demasiado en la muerte, no lo sé», aseguró.

Gilliam considera que «la mayoría de la gente vive sumida en una vida gris», por lo que «mi objetivo es alentarlos utilizando la imaginación». «La imaginación es necesaria para reinventar la realidad -apuntó-, y cada uno tiene que desarrollar la suya propia».

Otro de los elementos importantes del filme es el espejo, desde donde uno entra en el mundo imaginario. Hoy en día, sin embargo, «los espejos en los que nos vemos reflejados son los que nos muestran la televisión y los medios de comunicación», que ofrecen una visión más «contaminada» de lo habitual.

Terry Gilliam debutó como director en 1975 junto a Terry Jones, otro de los miembros de Monty Python, con «Los Caballeros de la Mesa Cuadrada» y en solitario dos años más tarde con «La bestia del reino» (1977), a la que seguirían «Los Héroes del Tiempo» (1981), «El sentido de la vida» (1983) y «Brazil» (1985).

Justo ahora, coincidiendo con el cuarenta aniversario de la fundación del desaparecido grupo cómico Monty Phyton y tras el estreno del musical del grupo «Spamalot», Terry Gilliam, aseguró: «Mantenemos el mismo sentido del humor y el mismo espíritu, incluso somos más amigos que antes». El 15 de octubre se celebrará en Nueva York una gala especial en honor del grupo.

Con películas en su currículum como «Las aventuras del Barón Munchausen» (1988), «El Rey Pescador» (1991), por la que obtuvo el León de Plata del Festival de Venecia, «12 Monos» (1995) o «Los Hermanos Grimm» (2005), Gilliam cree que la fuente del éxito está en «encontrar un gran actor que encabece el reparto; sino, es imposible encontrar financiación».

 
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