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Los resignados pacientes de la otra «fauna» hospitalaria de Cruces

El hospital de Cruces se acaba de dotar de un Comité Ético de Bienestar Animal. Como suena. Y es que en el hospital se hace investigación y en ocasiones con animales. Este nuevo órgano, según sus responsables, quiere consolidar los «derechos» de estas cobayas.

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Joseba VIVANCO

No sólo pacientes, familiares y personal sanitario conforman la `fauna' hospitalaria de un centro médico de referencia como el de Cruces. Entre sus habitaciones, consultas, quirófanos y laboratorios, otros inquilinos tan particulares como desconocidos juegan un papel estratégico en el funcionamiento de este gran hospital. Hablamos de ratas e, incluso, de cerdos y ovejas. Forman el animalario y su utilización para la investigación tanto quirúrgica como terapéutica es fundamental para lo que en el argot médico se conocen como «ensayos preclínicos».

El hospital de Cruces dispone desde 1993 de un animalario para animales pequeños y medianos, además de dos quirófanos experimentales ubicados en el edificio de Anatomía Patológica. Pero acaba de ser ahora cuando a partir de un nuevo Real Decreto estatal, ha constituido un Comité Ético de Bienestar Animal.

José Ignacio Pijoán, jefe de la Sección de la Unidad de Investigación, es el presidente de este órgano, el cual, explica, no sólo velará por cumplir con lo que la nueva ley manda sobre experimentación animal, sino que «trataremos de promocionar el principio que llamamos `de las tres erres', es decir, reducción, refinamiento y reemplazo». Reducir el uso de animales, reemplazarlos por otros métodos cuando sea posible y refinar en la medida de lo posible el sufrimiento.

No todos los hospitales tienen que contar con un animalario. En el caso de Cruces, su disposición responde a las investigaciones que se llevan a cabo en el seno del hospital. «Diferentes departamentos quirúrgicos, por ejemplo, trabajan en la cirugía de mínima invasión y en técnicas de microcirugía, lo mismo que en el campo terapéutico se realizan trabajos de seguridad y eficacia del uso de nuevos fármacos o tratamientos», aclara.

Un caso actual es el ensayo preclínico de seguridad con un medicamento frente a una patología que puede derivar en parálisis cerebral parcial o total. «Los ensayos con un hospital colaborador en Madrid, primero de forma in vitro, en tubo de ensayo, y luego in vivo en ratas, y actualmente en cerdos, están siendo esperanzadores», detalla Francisco J. Álvarez, biólogo y asesor de bienestar aniamal del centro hospitalario.

Y como este ejemplo, muchos otros. «La investigación con animales ha sido un paso fundamental en nuestro hospital para la instauración de terapias complejas o técnicas como la oxigenación por membrana extracorpórea o el trasplante hepático, entre otras», argumenta.

En el animalario de Cruces sólo se crían de forma permanente roedores como la rata albina, aunque es posible la estabulación temporal de cerdos y ovejas. «Estas tres especies son las utilizadas en investigaciones», señala Francisco J. Álvarez, biólogo y asesor de bienestar animal del centro hospitalario. «En función de las técnicas sanitarias o protocolos terapéuticos, los animales deben ser escogidos para que sus particularidades sean las adecuadas», explica.

Así, la similitud anatómica del cerdo con el ser humano hace que sea un animal idóneo para investigaciones en cirugía o cuidados intensivos, Sin embargo, en otras ocasiones se usan técnicas microquirúrgicas para las que la rata es más adecuada. En Pediatría, por ejemplo, será la similitud en el patrón de maduración de órganos como el pulmón, cerebro o riñón con el humano la que determine la elección.

La cuestionada investigación animal

En estos quince años de funcionamiento del animalario, el número de animales usados no ha variado, cifrándose anualmente en unos 240 ejemplares. Sin embargo, sus responsables prevén una mayor demanda de la mano del futuro Centro de Investigación BioCruces, donde la investigación en determinadas enfermedades como el cáncer o las neurodegenerativas, requerirá seguramente de más animales.

Una experimentación que, más allá de la protección y respeto que la ley imponga para con estos animales, no consigue escapar a las críticas que se le hacen sobre maltrato animal. Para Pijoán, «muchos profesionales de la investigación biomédica son conscientes de esta controversia que surge con el uso de animales para investigación. Pero somos muchos los que pensamos que, hoy por hoy, se trata de una herramienta insustituible en investigación biomédica».

La mayoría de las agencias que autorizan el uso de medicamentos, sea la EMEA europea o la FDA estadounidense, «antes de permitir el uso de fármacos o nuevas terapias en el ser humano, exigen pruebas favorables en al menos dos especies animales diferentes, antes de autorizar un ensayo en seres humanos», matiza este experto.

El biólogo Francisco J. Álvarez insiste en que «no se trata de que estos animales carecen de cualquier regulación o restricción en cuanto a su uso». Para eso se crean órganos como el Comité Ético de Bienestar Animal, que, defiende, «de lo que tratan también es de usar animales de laboratorio sólo cuando sean la alternativa científica de elección».

Estos profesionales asumen que existe un «movimiento poderoso» en contra del uso de animales y que «existen antecedentes históricos de uso inapropiado y discutible», pero dejan claro que «actualmente no existe un modelo de investigación que supere en validez al de la experimentación animal para responder a determinadas preguntas».

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