Evo Morales ha criticado hace poco a las ONG, al entender que actúan bajo intereses privados. Y expuso el ejemplo de cómo se oponen a que el Gobierno boliviano construya un pozo petrolífero público. Porque hay más, pero privados. Me acuerdo de que las ganancias de un telemaratón fueron para costear los cachés de los famosos y comprar unos tractores. Lo único malo es que en Potosí no sabían conducir ni cultivar mucho más que papas, y dinero para gasolina, menos. Cuatro ONG han sido las que han señalado con el dedo al Estado español en un informe sobre venta de armamento. En 2008, Madrid autorizó transferencias de material armamentístico por más de 3.000 millones de euros. Envíos realizados a países tan democráticos como Israel, Sri Lanka y Colombia, entre otros. Si mal no recuerdo, bombardearon Gaza y al pueblo tamil.

Y eso que estamos en crisis. Pero incluso en tiempos hostiles se encuentran noticias tan esperanzadoras como el aporte solidario del ex consejero de la BBVA, que se ha negado a cobrar el finiquito, pero sí se embolsará tres millones de euros cada año. Es tan bueno que los jeltzales lo han erigido como el último gudari, el último vasco de la directiva fáctica.

Cuando todo esto gira por la cabeza, escuchar que los vascos necesitan «pedagogía democrática» para interiorizar cómo se ganan unas elecciones trucadas, pues claro, marea. Y es que cada semana tiene la capacidad de seguir sorprendiendo. Se puede escuchar todo esto junto a cómo la Policía irrumpe en cementerios para vetar el cariño a una persona fusilada que es símbolo antifascista, y también cómo detienen a personas por portar fotografías de familiares y amigos.

Pedagogía democrática fue también lo que exigieron a la clase política e institucional el domingo en Intxorta. Será que la demanda de justicia sigue encontrándose aún las puertas cerradas. Y curioso es, cuando menos, que esos partidos que alardean de su lucha antifranquista se muevan a impulsos de la presión popular. Yo es que en estas cosas soy un poco boliviano; vamos, que no me gusta que me toreen con tractores.