Praga tensa más los nervios de una UE a contrarreloj tras el «sí» irlandés a Lisboa
GARA
El primer ministro checo, Jan Fischer, dejó físicamente plantados a los representantes de la UE que lo esperaban en Bruselas y se entrevistó con ellos por videoconferencia, arguyendo que su avión no pudo despegar de Praga «por problemas técnicos».
El encuentro había sido organizado por la UE para incrementar la presión sobre Praga para que finalice cuanto antes la ratificación del Tratado de Lisboa, recurrido ante el Tribunal Constitucional por un grupo de senadores y el mismísimo presidente del país, Vaclav Klaus.
Amparado por la distancia, Fischer se mostró optimista e insistió en que «no hay razón para la ansiedad en Europa. En la República Checa la cuestión no es sí o no sino cuándo». Es precisamente ese «cuándo» el que preocupa en la UE. El mandato de la Comisión de Bruselas expira el 31 de octubre y el del alto representante para la Política Exterior, Javier Solana, el 19 de este mes -ayer ya se especulaba con una prórroga-.
Fuentes cercanas al presidente Klaus, quien tiene que rubricar finalmente el tratado, aseguraron que no se dejará presionar por amenazas de ningún tipo desde Bruselas.