Recibimos con todo el escepticismo profiláctico posible la buena nueva de que ya se sabe dónde se va a instalar en Bilbo la nueva Escuela Superior de Artes Escénicas, o como sea al final el nombre que reciba. Pero como ya se nos había anunciado otro lugar, con la misma solemnidad, ahora solamente vemos una variante que puede ser un rayo más de luz, debido a que el gobierno encabezado por el señor López no va a tener ningún problema en iniciar el trámite legal, a través del Ministerio de Educación español, para homologar esta opción universitaria en el campo de las Artes Escénicas dentro de la Logse.

Estaría muy bien que se empezase a saber qué se quiere hacer. Ya no caben muchas indefiniciones, hay que saber el rango que debe tener, los objetivos formativos. Seguido se tendrá que poner un plazo lógico para que, además de los problemas infraestructurales, que siendo graves solamente podrán definirse si se sabe qué se quiere hacer, y de paso empezar a ir pensando en quién o en qué perfil se necesita para llevar adelante el proyecto con posibilidades reales de que sea algo operativo, incardinado con el tejido cultural, teatral, tanto en lo formativo como en lo productivo, existente y que ayude como respuesta de futuro. Aceptamos las bonitas palabras en positivo. Aplaudiremos los hechos.