CRíTICA cine
«Katyn» Crímenes y mentiras
Mikel INSAUSTI
Katyn” es una muy interesante y nada revanchista lección de historia, a través de la cual el octogenario Andrzej Wajda expone el desequilibrio irreparable habido entre los grandes imperios y las naciones indefensas. Sabido es que Polonia se la repartieron nazis y soviéticos en base al vergonzante pacto Ribbentrop-Molotov, que contenía una serie de cláusulas secretas destinadas a asegurar el control sobre esa parte del mapa europeo. Una estrategia política de salón que se reveló infernal cuando Stalin dio luz verde al plan del jefe de la NKVD para eliminar a la elite del ejército polaco, lo que incluía a reservistas e intelectuales por los que pasaba el futuro del país a subyugar, bajo la acusación, por decir algo, de nacionalistas y contrarrevolucionarios. Todo lo mostrado en la película busca equiparar las acciones de los unos y los otros, en cuanto invasores concertados del territorio polaco por el Oeste y por el Este.
En lo dramático, Wajda plantea su mosaico histórico sobre dos líneas principales ligadas a los conceptos complementarios de «crimen» y «mentira». A la primera pertenecen los hombres que fueron víctimas de las ejecuciones en masa, mientras que a la segunda las mujeres y familiares que esperaron en vano el esclarecimiento de los hechos. Sobre ambas formas de sufrimiento, a cada cual más cruel, se sustenta una narración coral que entremezcla tiempos y personajes. El viejo Wajda peca en su distanciamiento de aquella tragedia vivida en su adolescencia de excesivamente teórico, tal vez en un afán por no caer en personalismos apasionados. Esa frialdad sólo le viene bien en las dos secuencias más importantes: el discurso del general a sus tropas cautivas en los barracones y la culminante de la matanza. Aquí, Wajda se decanta por el anti-clímax, dejando helados a los espectadores, que asisten sobrecogidos a una descripción mecánica y en serie de la muerte, similar a la que se pueda dar en un matadero industrial. Es la versión del tiro en la nuca en cadena.
