Martxelo DÍAZ

El propio Costa lanzó el martes por la mañana un órdago a la dirección estatal del PP, destacando que únicamente aceptaría su cese temporal si desde Madrid se abría una comisión de investigación interna sobre su gestión.

En Madrid recogieron el guante y anunciaron mediante un comunicado a las 21.00 que pondrían en marcha esa comisión, una manera sutil de decir que Costa tenía que marcharse.

Pero en Valencia hicieron caso omiso de las órdenes de Madrid e hicieron público otro comunicado en el que señalaban que Costa se mantenía en sus cargos hasta que esa comisión de investigación se pusiera en marcha.

El embrollo era tal que nadie sabía qué cargos ocupaba Costa. María Dolores de Cospedal, la secretaria general del PP estatal, se vio obligada a declarar en Telemadrid que Costa estaba suspendido. Como portavoz parlamentario y como secretario general del PP valenciano. «No hay ningún equívoco», proclamó.

Pero si la noche del martes fue rocambolesca, la mañana de ayer comenzó rizando el rizo. Desde el PP de Valencia se reconocía que Costa había dejado de ser el secretario general de la formación, pero se insistía en que seguía siendo el portavoz en Les Corts.

Así, Rafael Maluenda, parlamentario autonómico, declaraba a las 8.30 en Telecinco que no se había producido ningún cese y que Costa seguía siendo portavoz y que, de hecho, intervendría en el Pleno que se iba a celebrar ayer mismo.

Más o menos a la misma hora, De Cospedal decía todo lo contrario en una entrevista en la cadena COPE, que Costa había sido cesado de todos sus cargos.

Formalmente, la firma del cese correspondía a Francisco Camps, presidente del PP y la Generalitat valencianos, que veía que el asunto se le estaba yendo de los manos y optó, finalmente, por obedecer las órdenes de Madrid.

De este modo, Maluenda, el mismo que una hora antes decía que Costa seguía siendo portavoz fue designado sucesor en Les Corts, mientras que César Augusto Asencio ocupaba las funciones de secretario general del partido.

Finalmente, Mariano Rajoy lograba imponerse, pero a costa de hacer el ridículo durante dos días en los medios de comunicación. Una victoria pírrica.

El malestar en el seno del PP valenciano ya es un secreto a voces. El presidente del PP en Alacant y de la Diputación Provincial, José Joaquín Ripoll, reconocía desde Elx que «lo hemos hecho muy mal».

«Incluso los que hemos estado en el Comité Ejecutivo no tenemos muy claro qué pasó y qué no pasó. Si nosotros que estábamos no lo tenemos claro, ¡qué mal lo estamos haciendo para que los los ciudadanos lo puedan entender!», exclamó Ripoll, que reconoció que al realizar estas declaraciones no sabía quién era el secretario general del PP valenciano.

Ripoll, alineado con Eduardo Zaplana en su pugna con Camps en el seno del PP valenciano, ya había mostrado su malestar públicamente por el hecho de que el Comité Ejecutivo Regional no permitiera intervenir a nadie más que a Camps y Costa.

Varios diputados en Madrid también calificaron de desatino lo ocurrido en Valencia, en declaraciones realizadas preservando su identidad a la agencia Efe.

Jaume Matas, imputado

Por otra parte, José Castro, el juez instructor del «caso Palma Arena», que investiga el sobreprecio de 62 millones de euros en la construcción de un velódromo en Palma citó al ex presidente del Govern balear Jaume Matas (PP) como imputado.

Matas, que presidió las islas entre 2003 y 2007 y que impulsó la construcción del pantano de Itoitz como ministro de Medio Ambiente con José María Aznar, está siendo investigado por varios juzgados de Palma por presunto «enriquecimiento ilícito».