TOUR 2010 Los 13 kilómetros de pavés de la tercera etapa pueden resultar determinantes si se produce alguna caída
Los Pirineos destacan en una edición ideal para escaladores
Andy Schleck es el gran beneficiado de un recorrido con seis etapas de alta montaña, tres con final en alto, y otras dos llegadas tras subidas. El Tourmalet será decisivo a tres días de París y los contrarrelojistas sólo tendrán 59 kilómetros para marcar las diferencias.
Joseba ITURRIA | DONOSTIA
El Tour del 2010 que fue presentado ayer en París destaca por ser eminentemente montañoso y favorecer a los escaladores, sobre todo a un Andy Schleck que será el mayor beneficiado porque sólo hay 59 kilómetros contrarreloj. Los Pirineos están llamados a decidir la prueba para celebrar los cien años desde que el Tour ascendió puertos de esta cordillera por primera vez y el elegido para tener una mayor importancia es su estandarte, el Tourmalet, que se subirá por sus dos vertientes en dos etapas consecutivas sólo separadas por la jornada de descanso de Pau.
Hasta cuatro etapas de alta montaña tendrán los Pirineos en la última semana del Tour, entre las que destaca la del jueves 22 de julio, a tres días del final de París, con meta en el Tourmalet tras ascenderlo por la vertiente de Barèges, la que habitualmente se suele descender, que presenta 19 kilómetros de subida al 7,4%. Antes los ciclistas ascenderán Marie Blanque por su lado mas duro (9,5 kilómetros al 7,5%) y le col du Soulor (22 kilómetros al 4,9 %).
Dos días antes se habrá subido el Tourmalet por la subida habitual por La Mongie, de 17,1 kilómetros de ascensión al 7,4%. Antes del coloso se sube Peyresourde (11 kms. al 7,4 %), el Aspin (12 kms. al 6,3 %), y después el Aubisque (19 kms. al 5,3 %), aunque esta última subida queda a sesenta de la meta de Pau.
El hecho de que la mayor parte de la dureza esté concentrada en las últimas siete etapas beneficia también al líder del Euskaltel, Samuel Sánchez, que volverá al Tour y siempre acaba bien las grandes vueltas. Porque antes de estas dos grandes etapas de los Pirineos habrá otras dos con final en Ax Les 3 Domaines (7,9 kms. al 8,3 %) previo paso por Pailhères (15,1 kms. al 8,1 %) y en Bagneres de Luchon, con la cima de Balès (19,2 kms. al 6,2 %), a sólo veinte kilómetros de meta.
Parece que con estas cuatro etapas de montaña la organización del Tour ha querido compensar el suave paso por la cordillera del año pasado, cuando se quiso dejar toda la dureza para el final con los Alpes y el Ventoux en la penúltima etapa.
Esta vez se deja lo más duro para la última semana en los Pirineos, pero los Alpes tampoco son tan suaves, ya que presentan dos finales en alto y una etapa reina alpina en la que se suben Colombière (16,5 kms. al 6,7 %), Aravis (7,6 kms. al 5,9 %), Saisies (14,4 kms. al 5,1 %) y la Madeleine (25,4 kms. al 6,1 %), a 30 kilómetros de la meta en Saint Jean de Maurienne.
Rousses y Morzine Avoriaz
Con anterioridad hay un final inédito en la estación de Rousses, en el Jura, con 14 kilómetros de subida llevadera y el habitual de Morzine Avoriaz (13,6 kms. al 6,1 %), precedido de la subida al col de la Ramaz (14 kms. al 6,9 %). Además entre los dos bloques de Pirineos y Alpes hay otro final tras una fuerte subida en Mende, con tres kilómetros al 10% antes de llegar al aeródromo de la localidad.
Un programa montañoso que concede a los escaladores una gran ventaja sobre los demás ya que en toda la prueba sólo hay 59 kilómetros contrarreloj, los ocho de la prólogo de Roterdam y los 51 de la penúltima etapa de Burdeos, a la que cuesta creer que se llegue con mucho por decidir. Entre ambas no hay la crono habitual y además se suprime la contrarreloj por equipos.
Por ello se puede decir que el único obstáculo serio para los escaladores será, al margen de la última crono, la tercera etapa, que presenta 13 kilómetros de pavés repartidos en siete tramos, algunos de los cuáles se recorren en una París Roubaix a la que se ha querido recordar al situar la meta en un punto emblemático como el Arenberg.
Sobre todo en esta etapa, pero también en la que tiene final en Spa, que recorrerá parte del trazado de la Flecha Valona y la Lieja, será muy importante la tensión con la que se disputen y el riesgo de caídas, que será mayor con lluvia. Estas dos etapas muy nerviosas están situadas a comienzo de la carrera, cuando el pelotón tendrá 200 corredores con energías y todos querrán rodar adelante, por lo que las estrecheces de las carreteras pueden dejar a algún favorito fuera de la carrera por las caídas.
Las restantes etapas están predestinadas a finalizar al sprint si el equipo Columbia, a pesar de las bajas importantes que va a sufrir, consigue controlar el grupo para aprovechar la hegemonía de Cavendish, que fue uno de los ciclistas que acudió a la presentación de ayer, aunque el protagonismo principal lo asumieron los tres corredores que subieron al podio en la última edición, Contador, Andy Schleck y Armstrong.
Contador y Armstrong se evitan
El madrileño y el tejano -ninguno de los dos lucía el traje del Astana dentro del mal ambiente que hay entre los corredores y el equipo- casi se evitaron en todo el acto y se empezó a crear ya el morbo para la próxima edición en la que no defenderán el mismo maillot y podrán dirimir su rivalidad sin polémicas internas. «No sé cual será mi equipo para el año que viene, en breve se sabrá. Lo que sí tengo claro es que los corredores que vayan conmigo al Tour irán todos volcados conmigo y no voy a tener que preguntar para poder atacar», decía un Contador que empieza a asumir que seguirá en Astana: «Tengo contrato y debo ver cómo continúa el equipo, que proyecto presentan y luego hay diferentes posibilidades y corredores potentes que están dispuestos a apostar por mí».
Por su parte, Bruyneel no arroja la toalla en su deseo de contar con Zubeldia, Klöden y Rast, corredores con contrato con Astana, para el Radio Shack de Armstrong: «Tengo confianza de que todo se va a solucionar para que podamos tener los corredores que queremos. En los próximos días habrá una solución. No seguiré en Astana y lo que pase con este equipo dependerá del apoyo que tengan».
Bruyneel ya tiene sustituto porque Yvon Sanquer, director de Festina desde 1999 hasta el 2001 junto a Juan Fernández -sustituyeron a la dirección de Bruno Roussel tras el escándalo del Tour de 1998 por la cantidad de dosis de EPO incautadas al equipo- será el mánager del Astana a partir del 2010. Según L'Equipe, el francés llegó a un acuerdo el martes con las autoridades de Kazajistán y ayer aprovechó la presencia de Contador en París para reunirse con él y trasmitirle su deseo de que se quede y para tranquilizarle al darle a entender que se han solucionado los problemas que han rodeado a Astana este año.
Tras una primera llegada en la estación de Rousses con 14 kilómetros de subida suave, habrá un final en alto en Morzine Avoriaz tras ascender La Ramaz y una primera etapa dura con los altos de Colombière, Aravis, Saisies y la Madeleine.
Concentran la mayor dureza para festejar los 100 años desde que el Tour atravesó por vez primera sus puertos. Habrá dos finales en Ax Les 3 Domaines y el Tourmalet y otras dos etapas duras por sus puertos más conocidos.
Los dos primeros del Tour de este año, Alberto Contador y Andy Schleck, coincidieron al señalar que el próximo será más duro y se mostraron contentos por un recorrido que ven beneficioso para los escaladores. El madrileño por ello señaló que «será más duro que este Tour y por tanto me deberá venir mejor, pero claro, nunca se sabe, pues justo cuando piensas una cosa puede resultar lo contrario. Será una carrera muy difícil de controlar en la primera semana, donde no me viene especialmente bien el pavés, aunque tampoco le doy mayor importancia. Lo más importante será no caerse y esperar que no llueva. Las etapas de los Alpes serán más suaves y lo más duro se reserva para Pirineos, sobre todo con el doble paso por el Tourmalet. A este recorrido sólo le hubiera pedido que le quitaran unos 10 kilómetros a la última contrarreloj y, a cambio, no hubiera estado mal una segunda crono de 20 ó 30 kilómetros».
Andy Schleck señaló que «es un Tour muy duro, más que el pasado, aunque no esté el Ventoux al final para hacer diferencias. Las etapas de Holanda y Bélgica serán rápidas y nerviosas por el pavés y habrá que tener cuidado esos días para no caerme. Debo conseguir el máximo tiempo posible en la montaña para aguantar en la crono, sólo hay una, pero larga. Siendo segundo este año, debo pensar en ganar. Alberto es un gran favorito, Armstrong saldrá muy motivado, pero habrá más rivales, no sólo nosotros».
Lance Armstrong, por su parte, dijo que «el Tour siempre es emocionante, tenga el recorrido que tenga. No hay crono por equipos, pero la primera semana será muy difícil con el pavés y los abanicos. Por eso tengo que llevar corredores para que me ayuden en este terreno como hicieron Hincapie y Ekimov en 1994. Luego hay dos subidas al Tourmalet, una final que será similar a la del Ventoux. Mi objetivo será ganar».Joseba ITURRIA