El derrumbe de un edificio en el centro de Palma se cobró ayer la vida de siete personas, una de ellas de unos quince años. Otras dos resultaron heridas con pronóstico reservado. Fuentes municipales explicaron que los siete fallecidos son un matrimonio alemán, una hija y un padre de una familia mallorquina -la madre estaba hospitalizada- y dos hombres, al parecer cuñados, de una familia colombiana.

Los vecinos de la zona habían denunciado el mal estado del inmueble, en cuya fachada había grandes grietas. Para salir al paso de estas críticas, la regidora de Urbanismo del Ayuntamiento de Palma, Yolanda Garví, alegó que el edificio era de 1959 y por lo tanto «joven».

Añadió que tanto el propietario de la planta baja como el del primero son aparejadores, circunstancia que, en su opinión, demuestra que «aparentemente nada hacía presagiar en ningún momento un desplome de estas características».

El derrumbe provocó también el desalojo de seis inmuebles de la zona, que ahora deben ser inspeccionados Un total de 59 vecinos se vieron afectados, según Asuntos Sociales.