La polémica en torno al proyecto de ampliación del Museo Guggenheim en Urdaibai continuó ayer con declaraciones de la consejera de Cultura del Gobierno de Lakua, Blanca Urgell. Aseguró que su departamento no ve que «utilizar tanto dinero en una sola obra como esa vaya a tener tantas ventajas a la cultura». Así, no negó la «evidente» relación que existe entre cultura y economía, pero opinó que la prioridad de la cultura no debe ser fortalecer la economía. Además, argumentó que el Ejecutivo no está seguro de que la construcción del museo ayude al desarrollo económico de la comarca de Bizkaia.

En las declaraciones que realizó en una entrevista con Euskadi Irratia, intentó mejorar un poco la imagen que existe sobre las relaciones del Gobierno de Lakua y la Diputación de Bizkaia respecto a este tema. Urgell afirmó que mantienen contacto «frecuentemente», porque comparten muchos temas, aunque destacó que «tenemos distintos puntos de vista y creemos que la cultura tiene otras necesidades, por lo que queremos hacer otro tipo de cosas y por ahora no lo vemos -en referencia al proyecto de Urdaibai-, ya que un Guggenheim es mucho para este pueblo y, en principio, esa es nuestra opinión». De todas formas intentó dejar claro que están dispuestos a «leer y valorar» la propuesta.

Diferencias claras

La consejera admitió que el proyecto de Bilbo fue «una herramienta y un medio extraordinario» que sirvió de reactivación de la economía y el turismo en la ciudad. Aun así dudó que este efecto sea trasladable a Urdaibai, «porque la situación es muy diferente y allí estamos en un medio que hay que cuidar». Justo en términos opuestos se posicionó el director del museo en la sede de Bilbo, Juan Ignacio Vidarte, que consideró que un «efecto Guggenheim» en la comarca de Bizkaia no es utópico.

Irregularidades

Por otro lado, Blanca Urgell afirmó que las investigaciones han probado la existencia de irregularidades de gestión del Guggenheim Bilbo, aunque, según su valoración, no han afectado «en nada» a la pinacoteca. De cara al futuro, aseguró que tienen que «aclarar qué consecuencias tienen lo dicho por unos y otros y, tras aclararlo, tomar decisiones, cómo hay que cambiarlo o qué es lo que hay que hacer». En su opinión, dichas irregularidades no han afectado al museo «ni en cuanto a los visitantes ni en nada» y dijo que «el problema viene más de las obligaciones que tienen las instituciones, es decir, nosotros gestionamos dinero público, y creo que ahí tenemos que ser muy rigurosos y me parece que hasta ahora no lo hemos sido».