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Helen Groome Geógrafa

Los pelos de punta

¿De verdad creen que los miles y cientos de miles de personas que conforman las direcciones, afiliaciones y el cuerpo de votantes en elecciones sindicales de esos seis sindicatos están a las órdenes de ETA?

Los giros y espirales de la historia supusieron que nací en Inglaterra y que no tuve que vivir en directo las miserias y atrocidades del franquismo. No obstante, solamente leer y escuchar testimonios de aquel régimen fascista es suficiente para ponerme los pelos de punta. Se trasmite la realidad de la degradación física, psicológica y social incluso a las personas que no vivimos en territorios regidos por el autollamado generalísimo.

Vista desde lejos, otra característica del franquismo llama poderosamente la atención: su falta de rigor intelectual. Parece como si el franquismo tuviera que depender de imponer o exigir grandes dosis de fe y que no encontrara personas suficientemente documentadas para darle fundamento intelectual sólido y creíble a la política que abanderaba. Sin ir más lejos, ni el reclamo de la religión ni la supuesta unidad de «España» están trabajados desde una perspectiva intelectual sólida.

Así, que yo sepa, Franco no llegó nunca a probar la existencia de dios alguno. Que él y su séquito, y sin duda muchas personas de la población sobre quién ejerció de dictador, creyeran en un dios demuestra su propia fe, pero de allí a obligar a todas las personas creer en y rezar públicamente al mismo dios independientemente de sus verdaderas creencias muestra un deseo de imponer, pero no de razonar de forma intelectual: la historia demuestra como la imposición de las religiones puede convertir a toda una población, pero no necesariamente le hace creer. Y, visto desde fuera, parecería que la unidad de «España» ha sido más una cuestión de imposición y conveniencia que de convicción de todas las partes implicadas.

Hace pocos días mi pelo se puso de punta. No estoy sugiriendo que estamos de vuelta al franquismo o fascismo, sino más bien que la falta de coherencia y rigor intelectual, y de decencia política demostrada recientemente por las declaraciones de algunas personas me hace preguntar si éstas ya tienen decidido seguir avanzando en esa dirección.

¿Cómo es que se puede decir con toda tranquilidad que, al asistir a la manifestación convocada en Donosti por la mayoría sindical vasca, determinado partido político sigue los dictados de ETA? ¿Están diciendo y tienen pruebas de que la mayoría sindical vasca convocó dicha manifestación por que así lo mandó hacer ETA? ¿De verdad creen que los miles y cientos de miles de personas que conforman las direcciones, afiliaciones y el cuerpo de votantes en elecciones sindicales de esos seis sindicatos están a las órdenes de ETA?

Si fuera así, simplemente por rigor analítico, tendrían que admitir que dicha organización no es una «banda», sino una insurgencia popular. Y si no fuera así, si lo dicho es simplemente otro acto de fe, lo exigible a dichas personas es que pidan perdón públicamente a dichos sindicatos y retiren cortésmente lo dicho. Todavía no es tarde.

De lo contrario nos seguirán sumergiendo lentamente en un pozo negro de fe ciego donde sobra cualquier muestra de intelecto.

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