Pese a que desde el ámbito rojillo se ha venido insistiendo desde que se conoció el sorteo copero que el encuentro ante el Xerez iba a ser uno más, la realidad no parece que sea así. Para empezar, porque el despido de Ziganda -justificado o no, habrá opiniones para todos los gustos- fue cuando menos, por sus formas, un borrón en el actuar de un club que siempre ha destacado por su especial trato hacia los entrenadores.

Y tampoco será un encuentro normal para el de Larraintzar, por cuanto, además de jugar contra el que hasta hace un año era el equipo que dirigía, los rumores apuntan a que el ultzamarra tiene sobre su cabeza la espada de Damocles de un ultimátum que abarca el partido contra Osasuna y el inmediato liguero frente al Sevilla.

Podría darse el caso de que Camacho volviera a descabezar a Ziganda, otra vez de manera indirecta, ya que la escuadra navarra no es ahora mismo el mejor rival que te puede tocar en suerte. La actual efectividad rojilla no es el marco ideal para un conjunto, el jerezano, que necesita una rápida reacción antes de que el resto le dé ya por desahuciado.

Aunque el de Cieza dejó algunas pistas del once que va a alinear en Chapín, en el entrenamiento vespertino de ayer no terminó de aclararlo del todo. La mayor duda radica en el hombre que acompañará a Galán en ataque. Parece que Dady podría disponer de una oportunidad.

El Xerez, también con reservas

Al igual que Osasuna, el Xerez también reservará a sus jugadores más importantes ante el trascendental choque que le espera este fin de semana frente a los de Nervión. Pese a ello, Ziganda no tira la eliminatoria «porque es muy importane para el grupo y para mantener viva a la gente», si bien el compromiso no lo ve nada fácil ante los navarros, «que son uno de los bloques más fuertes de Primera».