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Maite SOROA I msoroa@gara.net

De patriotas y compromisos

A buen seguro, Xabier Arzalluz sabía, cuando habló para GARA, que defender a Arnaldo Otegi y sus compañeros de presidio le iba a carrear un buen número de críticas, incluida la de su comilitón Josu Erkoreka. Seguro, pues, que no le molesta que Guillermo Dupuy en «Libertad Digital» hable de «las nauseabundas declaraciones que, en favor de un canalla como Arnaldo Otegi, ha hecho en el diario proetarra GARA otro canalla como es el histórico líder del PNV, Xabier Arzalluz». Empieza pisando fuerte el tío, ¿verdad?

Y sentencia el tal Dupuy: «aunque no deberían sorprender a nadie en boca de un viejo compañero de viaje de los terroristas, estos exabruptos de Arzalluz tampoco deberían dejar de herir la sensibilidad de quienes tienen respeto al imperio de la ley y al dolor de las víctimas. Tampoco deberían pasar desapercibidas a quienes tienen la obligación de vigilar y de impedir que encubiertas en la libertad de expresión se produzcan manifestaciones que puedan ser constitutivas de un delito de enaltecimiento del terrorismo». Ya llama al fiscal.

Pero el pobre Dupuy adelanta su frustración: «Lamentablemente dudo mucho, sin embargo, que el enaltecimiento de estos `buenos patriotas' vaya a acarrearle a Arzalluz el menor problema con la justicia. Entre otras cosas, porque en tiempos de tregua, hasta el juez Garzón, que ahora ha ordenado la detención de Otegi y los demás, también suavizó -sin llegar nunca a enaltecerla- sus calificativos y referencias a la `izquierda abertzale'. Eso, sin olvidar que el propio Zapatero consideró a Otegi como `hombre de paz'». Para una vez que ZP dice la verdad, le critican.

Como ve que el asunto se le escapa como el agua de entre las manos, el columnista levanta el dedo para proclamar que «dada la pesadilla orweliana que padecemos, me permitirán que salga en defensa de lo obvio al recordar que Arnaldo Otegi ha sido detenido, no por su `compromiso con su patria', sino por su intento de burlar una sentencia y una ley en vigor al tratar de reconstruir el brazo político de la organización terrorista a cuyo servicio ha dedicado su vida». Todavía, amigo Dupuy, a Otegi le queda mucha correa. No te quejes, así tendrás ocasión de volver a escribir.

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