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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Jabón al Gobierno del señorito

El pelotilleo no tiene límites. Se empieza a hablar bien del jefe y se termina alabando hasta sus meteduras de pata más estrepitosas. Es lo que tiene haber sido nombrada loadora oficial de la cosa.

Ayer, en «El Correo Español», Tonia Etxarri, como Howard Carter cuando abrió la tumba de Tutankamon, nos contaba que veía «cosas maravillosas» en el panorama político de la CAV.

Según Etxarri, «tan sólo han pasado seis meses y la sociedad se va aclimatando a la gestión tranquila (...) los ciudadanos quieren políticos que les resuelvan los problemas en lugar de plantearlos». Ahora viene el resumen de hazañas.

Dice la columnista que «el cambio va calando poco a poco. Como el sirimiri» y que «el palmarés en política antiterrorista no tiene parangón». Ya sabemos que cada ministro de la porra mejora al anterior. Así, asegura que «el consejero Rodolfo Ares ha logrado dar la vuelta a la política contra ETA ya en los dos primeros meses (...) y ha cerrado el círculo implicando a alcaldes de importantes municipios para impedir la propaganda del entorno de la banda en los recintos festivos». Pues además de reventar algunas fiestas, ha conseguido que hubiera más fotos de presos que nunca. Un lince el tío.

Pero a Etxarri todo le sigue pareciendo de color de rosa y constata que «el PNV está dejando de ser el epicentro de la política vasca» y «lo único que manifiesta es su falta de coraje democrático para reconocer la legitimidad de un Gobierno del cambio». Un Gobierno que nació de la trampa no puede ser legítimo. ¿O es que el voto de Tonia vale más que el de servidora?

Lo mejor viene ahora: «En EITB se van dando pasos no tímidos sino muy pensados. Algunas voces desubicadas se desgañitan descalificando a los nuevos responsables de Interior, pero la innegable mejora del clima social y político que configura la ahora llamada `burbuja vasca' desmiente sus argumentos en la realidad diaria. El tiempo corre a favor de la normalidad, de que la novedosa transversalidad constitucional se convierta en el relevo de los gobiernos de coalición de otros tiempos o de experimentos radicales que desembocaron en el caduco soberanismo de Ibarretxe que, sin llegar a nacer, se extinguió por arcaico». No será tan arcaico el soberanismo si les pone tan nerviosos a los amigos de Etxarri...

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