En la quinta sesión del juicio que se sigue en Iruñea por la muerte de Nagore Laffage, los forenses señalaron que el cadáver de la joven presentaba lesiones que indican que hubo una agresión durante un tiempo «relativamente prolongado».

Así, explicaron que existía una serie de hematomas en la zona del cuello que revelan que se ejerció una fuerte presión con las manos y otras lesiones que indican que se produjo una congestión venosa, que es uno de los signos de la asfixia.

Los forenses dictaminaron que el fallecimiento se produjo entre las 7.00 y las 11.00 del 7 de julio de 2008 y que en el cuello de la joven se encontró material genético distinto al de la víctima, en concreto de un varón.

Al comienzo de la exposición de los forenses, el juez, al ver la alteración que mostraba el acusado, preguntó si deseaba salir de la sala para vomitar, a lo que José Diego Yllanes se negó y siguió las explicaciones de los especialistas mirando al suelo. También hubo que hacer dos recesos para que se recuperara un miembro del jurado que sufrió leves desvanecimientos.

En el cadáver de la joven no se detectó la presencia de semen ni indicios de agresión sexual, y en los análisis se dictaminó que la tasa de alcohol era de 1,2 gramos por litro de sangre.

Posteriormente, dos siquiatras forenses que entrevistaron a José Diego Yllanes indicaron que éste tiene «unos rasgos claramente compulsivos».