Iñaki Alforja Director de «Ezkaba» y «El cementerio de las botellas»
Pensar el Fuerte de Ezkaba
En los últimos años varias iniciativas buscan una recuperación del monte Ezkaba y del Fuerte de San Cristóbal ocultando su memoria. Pero ésta es obstinada. Diseñado para una guerra del siglo XIX, fué acabado en el siglo XX y nació, militarmente, obsoleto. El único uso real del Fuerte ha sido el de prisión de extrema dureza para acabar física o/y moralmente con la disidencia política.
Estos días, en la casa de cultura de Artika, la Mancomunidad de Iruñerria ha instalado una exposición sobre el monte Ezkaba y el futuro uso que proponen para el Fuerte de San Cristóbal. Los y las arquitectos autores de las propuestas han trabajado sobre la información base que les proporciona la Mancomunidad, y esa información, que se expone en los paneles de la entrada, es a la que me quiero referir
En el Panel 1, se hace un descafeinado repaso de la historia del Fuerte en el que, por ejemplo, no se menciona ni el elevado número de muertos que generaron sus extremas condiciones de vida ni los centenares de navarros que fueron fusilados.
En el Panel 2, se habla del objeto del estudio: la redacción de un Plan de Ordenación (PSIS) donde «se definirán los usos a prever en el Fuerte». En este panel, en el análisis DAFO, se mencionan al mismo nivel como «Debilidad» «los recuerdos dolorosos» y como «Fortaleza» «la ingeniería militar interesante». Al hablar de las ideas que podrían «orientar la rehabilitación» se menciona que sea «un museo de sí mismo» pero destacando «la historia militar de Navarra», y se proponen usos como «hostelería» o «mirador». No se menciona nada relacionado con la recuperación de la Memoria Histórica.
En el panel 3, se exponen «las conclusiones del Foro Fuerte San Cristóbal» que organizó el Ayuntamiento de Berrioplano, y en el que participé como invitado. Puedo asegurar que ésas no fueron las conclusiones del citado foro. Lo que se hace es extraer algunas de las aportaciones de algunos de los ponentes. Curiosamente, todas en el mismo sentido que lo anterior: «Debe proponerse un uso que muestre el Fuerte como fortaleza militar» o «mantener el Fuerte como era en su momento de construcción poniendo en valor su esencia como fortaleza militar».
Recuerdo que antes del verano fueron destruidos los muros que configuraban el patio central como patio penitenciario.
Después de leer todo esto, al visitante de la exposición se le ponen los pelos de punta cuando lee en este mismo panel que «este uso propuesto debe asumir la integración de usos educativos de manera obligada». Yo creo que educar en la historia es contar la historia, no ocultarla.
Los textos de la exposición dicen también que «el futuro del monte Ezkaba está vinculado al uso que se le dé al Fuerte de San Cristóbal». Mi respuesta a este enunciado es que al fuerte, por su tamaño, se le pueden buscar muchos usos. Pero el centro del penal, donde se ubicaban las brigadas y celdas, donde vivieron y murieron centenares de presos y donde planearon una de las fugas más numerosas del mundo, debería ser destinado a un centro de estudio e investigación de la Guerra Civil en Navarra. Un sitio vivo, abierto a todas las personas que quieran investigar... institutos, universidades, personas que quieran escuchar de viva voz los testimonios de las personas que estuvieron allí encarceladas. Esta idea es una realidad en la isla-penal de San Simón en Galicia, hoy reconvertida en el centro de investigación de la Guerra Civil en Galicia de la mano de la Xunta en la época socialista.
Esta es mi opinión sobre el futuro de Ezkaba pero hace falta que, por su importancia, todas las personas tengamos derecho a conocerlo y a tener una información veraz de la historia y la memoria del Fuerte.