El libro «Vivir sin jefe» es un llamamiento a los emprendedores para, en este tiempo de crisis, saber dar los pasos adecuados para no cometer «los mismos errores que cometí yo», dice Sergio Fernández, su autor, en una entrevista concedida a GARA. En esa publicación, que ya va por la sexta edición, se enumeran los cincuenta errores más comunes que cometen los emprendedores.

¿Cuál es el mensaje que quiere transmitir con el libro «Vivir sin jefe»?

He intentado que dé pistas a los emprendedores, a los autónomos, a los freelance y, entre otros, a los dueños de pequeñas y medianas empresas, de los errores que les pueden estar lastrando. Hice un descubrimiento, porque después de hablar con otros emprendedores, me di cuenta que todos habíamos cometido los mismos errores. Con eso en mente, comprendí que los emprendedores no leen libros de aprendizaje empresarial, porque hablan de cosas no cercanas, por lo que abordé el libro bajo una fórmula de propuestas concretas, que hablen de las cincuenta cosas que no hay que hacer.

¿Las fundamentales?

Dedicarte a algo por lo que no sientas pasión creo que es una clave, porque lo que venga después te da igual. Esa es la principal. Si te gusta, mantienes la cabeza a flote y te metes en la acción, pero si no te gusta y no lo sueñas, todo lo que viene después es una catástrofe. Otro punto es no dejar los objetivos por escrito. Y, como tercer valor, quizás no saber vender y quizá no saber dejar de trabajar. Son errores que son comunes en los emprendedores, no saber parar.

¿Con la crisis actual es más fácil dar ese paso para emprender?

Fácil no es nunca, pero sí que hay una oportunidad buena en esta crisis, porque los planes de negocio que salgan adelante en este momento, serán los de mayor calidad. Habrán pasado esa lupa, que todo proyecto necesita. Los que analizan el proyecto lo mirarán con lupa. Serán los que más proyección tengan.

¿Qué sector tiene mayor proyección en este momento?

¡Uf! No sé decir uno claramente. Me imagino que todo lo que tiene que ver con el conocimiento. Europa, si quiere reinventarse, tiene que tirar hacia adelante con conocimiento, no con la industria o la agricultura. Conocimiento significa tecnología y, a su vez, es valor añadido y desarrollo. Por ahí creo que va.

¿Cree que es mejor no tener jefes en la vida laboral?

Es mejor tener o un buen jefe o no tenerlo. No tengo nada con los jefes, lo que la experiencia nos demuestra es que la mayoría de las personas que trabajan con jefes están quemadas. No tengo nada en sí. Hay otros que les encanta tener un jefe. Pero si alguien está quemado, es sinónimo de no tener ganas, y en ese caso sí debes leer el libro y llegar a la conclusión de que debe ser tu propio jefe.

¿Quién es un buen jefe?

Decía Napoleón que un buen líder es un vendedor de esperanzas. Es alguien que tiene una visión muy clara de lo que es el futuro en esa organización, que respeta los talentos individuales y genera ese ambiente de ilusión para lograr esa visión para que todo el mundo esté a gusto. En pocas palabras, creo que son las claves de lo que debe de ser un buen jefe, un líder.

Ha construido un libro sobre la base del error para que los demás aprendan, ¿le ha dado o le está dando satisfacción?

Económicamente es nefasto. Sin embargo, la satisfacción de haber compartido con los demás lo que uno aprende, el poder participar en el crecimiento de las personas, como coach que soy, me fascina. Me lo tomo como algo espiritual, me apetece fabricar y contribuir a un mundo mejor.

¿Qué le diría a alguien que quiere trabajar sólo por dinero?

Si aceptamos eso... es algo sobre lo que no estoy de acuerdo.

¿No lo está?

No creo que todo el mundo tenga esa visión, no creo que todo sea conseguir dinero, se lo digo yo que soy un emprendedor. Yo haría la pregunta de si una empresa no te pagara, dejarías de trabajar. Si la respuesta es que sí, tienes un problema de cuidado. Lo digo en serio. Si mañana te toca la lotería cambiarías de estilo de vida. Yo no cambiaría. La actitud que persigo con el libro es disponer todo el tiempo que se necesite a encontrar a lo que quieras dedicar y, a partir de ahí, ponte a caminar hacia ello, porque eso es la felicidad. Porque la felicidad no es el destino, es el trayecto, es el caminar en la consecución de tus sueños y si alguien lo tiene que hacer con jefe bien, y si no, también.