Al menos siete miembros de las fuerzas de seguridad afganas han muerto y varios militares, entre ellos algunos extranjeros, han resultado heridos por «fuego amigo» en un ataque aéreo de Estados Unidos contra la insurgencia talibán en la provincia occidental de Badghis, según informó ayer el Ministerio afgano de Defensa.

El bombardeo se produjo el viernes después de que, durante los combates registrados entre fuerzas internacionales y afganas con un grupo de insurgentes en el distrito de Bala Murghab, los militares pidieran apoyo aéreo. El consiguiente bombardeo de EEUU, en lugar de caer sobre los talibán, impactó contra las líneas de las tropas internacionales y afganas. Cuatro soldados y tres policías afganos fallecieron, y varios militares resultaron también heridos en el ataque, añadió la fuente.

Bala Murghab es uno de los feudos insurgentes de Badghis, donde tropas de EEUU han librado combates con los talibán en los últimos meses.

La ISAF, misión militar bajo mando de la OTAN, no confirmó ninguna muerte y se limitó a informar de que el suceso se produjo «durante una operación conjunta en el oeste afgano», sin especificar si hubo un ataque aéreo. La OTAN aseguró que estos militares estaban buscando a dos soldados estadounidenses que habían desaparecido hace tres días en la zona.

Por lo que respecta a Kunduz, provincia septentrional de Afganistán que en menos de un año ha pasado de ser un oasis de tranquilidad a convertirse en feudo dominado por los talibán, las fuerzas aliadas de EEUU han afirmado haber matado en los últimos cinco días a más de 130 «insurgentes», sin causar ninguna baja entre los civiles, siempre según la versión oficial. «Una operación conjunta del Ejército afgano y de las fuerzas internacionales que comenzó hace cinco días en la provincia de Kunduz concluyó el viernes», declaró ayer a la prensa el general Abdul Wakeel Ehsas, comandante del Ejército afgano en la provincia de Kunduz. «Al menos 133 talibán, entre ellos ocho combatientes extranjeros, murieron en el curso de esa operación. Dos soldados afganos resultaron muertos», añadió.

El Gobierno afgano criticó ayer a la ONU y a «algunos círculos políticos» extranjeros -en referencia al enviado especial de la ONU, Kai Eide- por intentar influir en sus decisiones durante los últimos días, marcados por el desenlace del proceso electoral, y pidió «respeto a la soberanía nacional de Afganistán».