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«Imanol oroituz», un viaje en el tiempo y a la raíz de un personaje más allá de la polémica

Imanol creó algunas de las canciones más hermosas y algunos de los momentos más extraños. Personaje polémico en la última parte de su vida, en su barrio, Antigua, quieren recordarle en toda su dimensión.
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A. EREÑAGA | DONOSTIA

Michel Etxegaray fue el seudónimo con el que Imanol Larzabal (Donostia, 11 de noviembre de 1947-Orihuela, 26 de junio de 2004) firmó uno de sus primeros singles, dos de los cuales figuran colgados en las paredes de «Lau haizeetara. Pueblo que canta no morirá», la exposición que engloba estos días en Donostia los diferentes actos organizados por el grupo Imanol Oroituz Taldea. Al lado, una guitarra y un micro -los únicos «instrumentos» de los cantautores de aquellos últimos años del franquismo- y la letra de «Caminito de Erandio»: «Caminito de Erandio / rema que rema, / va una gabarra madre / negra muy negra. / Caminito de Erandio / carbón y pena, / dispararon al aire, / rema que rema». Este mismo mes, precisamente, se celebra el cuarenta aniversario de los sucesos de Erandio, en los que las protestas callejeras por la contaminación que sufría la localidad recibieron como respuesta las balas de las fuerzas de seguridad franquistas. A día de hoy, las familias de los dos muertos en aquellos hechos siguen pidiendo justicia.

Una letra o una imagen, como la de una portada de un disco, pueden traer un recuerdo, una parte de nuestra historia. Y ese es el objetivo de la exposición y las actividades programadas desde principios de este mes por el grupo de amigos que constituye Imanol Oroituz Taldea. Cantautor y compositor, exiliado durante el franquismo y una de las voces más hermosas de la música euskaldun -protagonista también, sin saberlo, de la fuga de Sarrionandia y Pikabea tras uno de sus conciertos en la cárcel de Martutene-, durante sus últimos años, y raíz de unas pintadas aparecidas en el portal de su casa, sus posturas políticas terminaron acercándose a «¡Basta Ya!» y a entornos similares.

Pero Imanol, además de todo, fue autor de canciones memorables y protagonista de épocas como la que retrata la exposición que se puede ver en la casa de cultura Lugaritz; una muestra que abarca desde finales del franquismo a los años 80, dedicada al movimiento de los cantautores. Sencilla en la presentación, incluye sorpresas si se miran detenidamente las portadas de los discos, cedidos por particulares, y los carteles, la mayoría del archivo del convento de los benedictinos de Lazkao. Hay carteles como los cedidos por Marisol Bastida, la viuda de Mikel Laboa -los tres son de Zumeta, y uno ha colgado en la mayoría de las habitaciones de nuestras casas: el de «24 orduak euskaraz», de 1976-, curiosidades como la cartilla de cancionista de Laboa de 1963, las fotos del donostiarra Luis Otaegi, letras como «Euskadi Represioa», escrita por el recientemente fallecido Txato Agirre, el «Itziarren semea», canciones censuradas, portadas de Gwendal, Moustaki o los primeros trabajos de Ruper Ordorika o Xabier Lete... un viaje nostálgico con muchas paradas.

NOVA CANÇO

La exposición se complementa con una mesa redonda y, mañana, el concierto del cantautor catalán Marc Parrot, quien homenajea a la Nova Canço en su cincuenta aniversario con un repertorio que va desde Lluis Llach a Serrat.

Ficha

Lugar: Casa de cultura Lugaritz (Donostia).

Fecha: Hasta el 28 de este mes.

Mesa redonda: Hoy, a las 19.00 h.,

«La lucha de los cantautores por las libertades democráticas», con los cantautores Elisa Serna y Fermín Valencia, el periodista Iñaki Zarata y

el profesor Joserra Gartzia. Moderada por Arantza Urretabizkaia.

Concierto:

Mañana, a las 20.30 h. Marc Parrot.

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