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Las medidas de seguridad marcan la visita de los reyes al Aquarium

Ayer por la mañana los monarcas españoles, acompañados por las autoridades de la CAV, acudieron al Aquarium donostiarra para participar en el acto de su reinauguración. En la visita, que provocó el rechazo de decenas de donostiarras, la reina recibió, de manos de Zaragüeta, un pergamino con la poesía «Nire aitaren etxea» de Gabriel Aresti.

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Janire ARRONDO | DONOSTIA

Bajo la excusa de la reinauguración del Aquarium de Donostia, los monarcas españoles Juan Carlos de Borbón y su esposa Sofía, acompañados por Carolina de Mónaco, visitaron ayer por la mañana el Palacio de Mar de la capital guipuzcoana.

Siguiendo las normas de protocolo, los invitados llegaron acompañados por el vicepresidente tercero del Gobierno español, Manuel Chaves, y fueron recibidos por el presidente del Aquarium, Vicente Zaragüeta, y por las autoridades de la CAV, encabezados por el lehendakari, Patxi López, la presidenta del Parlamento, Arantza Quiroga -que saludó al rey con una reverencia-, y el delegado del Gobierno español, Mikel Cabieces. Junto a ellos también se encontraban el diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano, la presidenta de las Juntas Generales, Rafaela Romero, y el alcalde de Donostia, Odón Elorza. En las puertas del Aquarium un dantzari bailó el aurresku interpretado por la banda municipal de txistularis, bajo la dirección de Jose Inazio Ansorena.

En contraposición a este recibimiento protocolario, decenas de personas se concentraban en repulsa a la visita tras una pancarta donde se podía leer «Independentziaren bidean aldaketa politikoa eta soziala». Más de medio centenar de independentistas, ikurriñas en mano, corearon lemas en contra de los monarcas y a favor de la indepen- dencia; fue el caso de consignas como «Zuen erregea kanpora» o «Los borbones a los tiburones». Cerca de 20 ertzainas custodiaban la entrada del puerto mientras obligaban a los concentrados a retroceder hasta el Naú- tico, a la vez que identificaban a las cuatro personas que portaban la pancarta.

Reinó el caos

Tras los pertinentes saludos, ya en el interior del Aquarium, los reyes españoles descubrieron una placa conmemorativa de esta reinauguración y durante tres cuartos de hora visitaron las nuevas instalaciones del Palacio de Mar. Mientras tanto, los invitados al acto, entre los que se encontraban el obispo de Donostia, Juan María Uriarte, el presidente de Petronor y ex líder del PNV, Josu Jon Imaz, el presidente de Confebask, Miguel Lazpiur, el ex director de la Hacienda de Gipuzkoa Víctor Bravo o el cocinero Juan Mari Arzak y su hija Elena, además de otros represen- tantes del mundo empresarial, siguieron su desarrollo desde un auditorio.

También las decenas de periodistas que se encontraban en el lugar para cubrir el acto fueron colocadas en esta sala, siendo únicamente los medios gráficos los que tuvieron la oportuni- dad de estar en el momento del recibimiento, aunque después también fueron conducidos al mismo lugar. En un principio la sala estaba preparada para seguir el acto a través de pantallas, pero el sonido falló durante toda la retransmisión y ni siquiera se podía grabar a través de la mesa de tomas, hecho que dificultó notablemente la labor de los periodistas.

Mediante un vídeo se presentaron las características de un nuevo proyecto de investigación de túnidos que el Aquarium construirá bajo el Paseo Nuevo. Esta nueva área vendría a contar con un anfiteatro con un tanque de cuatro millones de litros y una pantalla de 96 metros cuadrados, así como ocho tanques de investigación de «grandes dimensiones». Para ello se ocupará un espacio de 1.900 metros cuadrados en planta que será «único en Europa», según alardeó el presidente del Aquarium.

Los monarcas españoles fueron los encargados de colocar la primera piedra de este nuevo proyecto en el túnel del acua- rio, lugar alejado del área en el que se prevé construir el nuevo espacio.

Por su parte, el director de comunicación del Aquarium, Xabier Lasaga, aseguró que este proyecto costará alrededor de 50 millones de euros, pero reconoció que todavía no tienen entre manos «ni la fecha aproximada» del inicio de las obras.

«Nire aitaren etxea»

El presidente Vicente Zaragüeta regaló a los monarcas sendos obsequios en señal de agradecimiento. El regalo otorgado a Sofía de Grecia fue un pergamino pintado con técnicas del siglo XIV que, según las explicaciones ofrecidas desde el mismo Aquarium, recoge la imagen de «Santa Sofía con sus 3 hijas». Curiosamente, esta ilustración aparece acompañada por la poesía «Nire aitaren etxea», tanto en euskara como en castellano, del escritor Gabriel Aresti, que fue un vehemente defensor del euskara y conocido por su oposición al franquismo.

Por la tarde, Juan Carlos I y su esposa visitaron las instalaciones del peródico «El Diario Vasco», situadas en el barrio de donostiarra de Igara. El presidente del periódico, Santiago de Ybarra, destacó que siempre han mantenido «un sólido compromiso con la Casa Real».

Policías por tierra, mar y aire para una Donostia que no esperaba a los monarcas

El despliegue que llevaron a cabo ayer en Donostia -así como en días precedentes- los diferentes cuerpos policiales a cuenta de la llegada de los monarcas españoles estuvo en total desequilibrio con la atención o interés que los donostiarras mostraron, o mejor dicho no mostraron, a dicha visita.

Ya los días previos cientos de trabajadores de Igara tuvieron que retirar todos los coches estacionados en el parking que se encuentra en las inmediaciones de «El Diario Vasco» por la visita que los reyes realizaron ayer tarde a este rotativo.

Pero el gran dispositivo lo desarrollaron ayer decenas de policías en varios puntos de la capital guipuzcoana, así como en sus inmediaciones. A lo largo de toda la mañana, en todos los puentes que cruzan la autopista A-8 en el tramo entre Hondarribia y Donostia hubo presencia policial, ertzainas en su mayoría. También se vieron guardias civiles, en motos y en patrols.

Los alrededores de los lugares que los monarcas visitaron estuvieron tomados por la Policía desde muy temprano. La carretera de acceso al Paseo Nuevo, en la Parte Vieja, estuvo cortada. En los otros dos accesos que dan al puerto, donde se encuentra el Aquarium, se agolpaban los ertzainas obligando a los viandantes a mostrar sus bolsos o mochilas. En la bahía de la Concha no faltaron sendas patrulleras de la Guardia Civil y de la Ertzaintza. Además, un helicóptero de la Policía autonómica sobrevoló durante todo el día la capital guipuzcoana.

Agentes policiales de todo tipo en cualquier punto de las inmediaciones del puerto donostiarra: algunos tocados con txapela, otros encapuchados, e incluso alguno que otro nadando con buzo. Mientras, a las 12.30, cuando los monarcas llegaron al Aquarium, sólo un par de docenas de personas les aguardaban. Y una mujer preguntaba: «¿Pero qué pasa?». «Nada, nada, que viene Carolina de Mónaco», respondía otra. Amaia ZURUTUZA

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