Definitivamente, Natxo Monreal no tiene suerte. Desde que se iniciara en la alta competición, allá por agosto de 2006 cuando Ziganda le dio la titularidad y la alternativa en el estadio del Hamburgo, al de Ezkirotz siempre le han coincidido buenos momentos de forma con la aparición de diversas lesiones que han cortocircuitado esas épocas dulces.

El lateral estaba siendo uno de los mejores de su equipo en las últimas jornadas, tanto por su regularidad en defensa -el mejor de esa línea en muchos partidos- como por su proyección ofensiva, siendo mucho más participativo en este apartado a lo que venía protagonizando en temporadas anteriores. No en vano, ese salto cualitativo le valió al canterano sus primeras convocatorias con la selección española absoluta.

Su mala fortuna ya tomó forma en el primer año como profesional. Monreal trató de corresponder a la arriesgada apuesta del técnico ultzamarra con ganas y tesón, pero el entonces bisoño jugador acusó la categoría. A ello se sumó un rosario de lesiones musculares que no le permitieron la continuidad necesaria para asentarse en la Primera División. Apenas jugó una decena de partidos.

Pasado ese periplo de aclimatación, el defensa se convirtió en un fijo. La complicada 2007-08 casi triplicó la marca de encuentros ligueros -27, todos ellos como titular-, con estreno incluido como goleador. Nuevos problemas físicos le impidieron hacer pleno en la competición de la regularidad.

La siguiente campaña -2008-09- no pudo empezar peor para el lateral. El Deportivo visitaba El Sadar en la cuarta jornada y, en una jugada muy similar a la de anteayer frente al Xerez, en la que el futbolista se incorporó al ataque y se encontraba dentro del área gallega, sufrió un choque con un rival que le supuso nada menos que dos meses de inactividad. El diagnóstico, una rotura tendinosa en su tobillo derecho.

Como las desgracias nunca vienen solas, el jugador tuvo que vivir otro episodio similar sin que esa temporada tocara a su fin y precisamente en la misma articulación. En este caso fue ante el Espanyol, cuando Chica le realizó una entrada a destiempo, lo que le provocó un esguince en el ligamento lateral externo, si bien el fantasma de una dolencia más grave planeó sobre el estadio iruindarra, mientras Monreal se retiraba entre lágrimas, temiéndose lo peor.

Ahora, y cuando su nivel de juego era de lo mejorcito de la plantilla, el de Ezkirotz vuelve a quedarse en el dique seco. El jefe de los servicios médicos, Patxi Cipriáin, confirmó su inicial análisis, ya que sufre una rotura parcial del ligamento lateral interno de la rodilla izquierda. En consecuencia, se perderá los envites ligueros con el Valencia y el Zaragoza.

Gripe A de Oier

Los síntomas que el pasado domingo Oier ya manifestó en el viaje de vuelta de la expedición que se desplazó a Almería finalmente se confirmaron como un nuevo caso de gripe A en el seno de la plantilla rojilla, después del que padeciera el húngaro Krisztian Vadocz durante el staff de pretemporada en Cádiz.

El lizartarra, quien ya no se ejercitó en la sesión matinal del lunes ni jugó frente al Xerez, guardará reposo en su domicilio durante toda la semana, pero podrá estar a disposición de Camacho para la cita frente a los chés, no en vano podría volver a jugar como lateral izquierdo.