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El SPD alemán se debate entre la renovación y la caída al vacío

El Partido Socialdemócrata de Alemania se ha reunido en la capital de Sajonia, Dresde, para encontrar una salida a su actual crisis. Hasta mañana, sus delegados van a discutir sobre los errores del pasado y las estrategias del futuro. Los sondeos le auguran otro bajón histórico.

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Ingo NIEBEL

Al inicio de su XXXIV congreso, el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) dio la posibilidad a sus dele- gados protestantes y católicos de asistir a una misa que se celebró antes de la inauguración oficial del encuentro. No se sabe cuántos aceptaron la oferta, pero vista la situación del partido centenario sí parece necesitar una ayuda especial para salir del profundo bache en el que ha caído tras de haber profesado una política neoliberal entre 1998 y 2005, que luego reeditó con la Gran Coalición (2005-2009).

El electorado le pasó factura en las elecciones generales del 27 de setiembre, cuando el SPD de Franz Müntefering cosechó sólo el 23% de los votos, el peor resultado obtenido en los 60 años de existencia de la República Federal de Alemania. Si este domingo se celebraran nuevos comicios, el SPD se podría quedar en el 21%, 14 puntos por detrás de la mayoritaria Unión Demócrata Cristiana (CDU) de la canciller Angela Merkel.

La debacle electoral va de la mano con el cambio de sus líderes, con el debate sobre la razón de ser de la socialdemocracia alemana y con una profunda crisis estructural. Por lo tanto, este congreso tiene que tomar decisiones fundamentales en estos tres frentes estratégicos si quiere evitar quedarse, en la próxima legislatura, a la altura de los otros partidos minoritarios -Liberales (FDP), verdes y el socialista Die Linke (La Izquierda)- cuya representación se sitúa entre el 12% y 13%, según recientes encuestas.

«Volveremos», prometió ayer el presidente saliente Franz Müntefering cuando se despidió de los delegados, a los que llamó a la unidad, ya que no se iba a presentar a la reelección. Anteriormente, el líder del grupo parlamentario, el ex ministro de Asuntos Exteriores Frank-Walter Steinmeier, había advertido a los congregados que no convirtieran el encuentro en un ajuste de cuentas con Münte y la dirección cesante.

Poderes fácticos

Antes de elegir a la nueva ejecutiva, los delegados debatieron durante horas sobre el pasado y el futuro del SPD .

Tal y como estaba previsto, el ex ministro de Medio Ambiente Sigmar Gabriel fue elegido presidente. El cargo de secretaria general recayó en Andrea Nahles.

Semanas atrás ambos fueron designados por los poderes fácticos del partido, que no por sus bases, por lo que era sabido que la renovación del SPD no iba a empezar por cambiar sus tradicionales hábitos ni sus estructuras. Pero podría cambiar en el futuro de la mano de Gabriel, que ya hizo algo parecido hizo en Baja Sajonia tras perder la Presidencia de este länd en 2003.

La prensa tacha de «izquierdista» al nuevo tándem socialdemócrata. Para comprobarlo, habrá que comparar su política con la del Linke y habrá que ver la posición que mantendrá el ala derechista del SPD. El eurodiputado Martin Schulz subrayó durante su intervención que el PS francés se quedó en 17% tras criticar la política que el SPD defendió cuando estaba en el bipartito con la CDU.

Hace unas semanas un diario alemán preguntó «¿Para qué el SPD?». Esta duda planeó sobre muchas de las intervenciones de ayer, cuando varios socialdemócratas se dieron cuenta de que ganaban más de 40.000 euros al año, mientras el ingreso medio es de 23.000 euros. Jochen Ott, dirigente del SPD de Colonia, cuestionó también las rígidas estructuras de su partido que, a su juicio, motivaron que muchos de sus votantes optaran por los verdes al no hallar en su partido autonomía para diseñar la política que querían.

A este problema estructural hay que añadir la pérdida de 76 escaños, lo que supone el cierre de un centenar de oficinas locales y el despido de los colaboradores y la necesidad de encontrar una nueva ocupación a los diputados que se han quedado fuera del Hemiciclo. Una cuestión que no va a ser fácil, ya que la pérdida de votos conlleva el recorte de la subvención que el Estado paga al SPD, y que se traducirá en 14 millones de euros al año.

Además, entre 1990 y 2008, el SPD ha perdido 400.000 afiliados y se ha quedado con 514.000 militantes.

A lo mejor, el SPD podría recuperar fuerzas si retira su propuesta de jubilación a los 67 años y sus severas leyes sociales, en caso contrario, su caída al vacío continuará.

 

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