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La FAO apuesta por «erradicar el hambre» pero sin concretar plazos

Los jefes de Estado y de Gobierno reunidos en Roma para la Cumbre Mundial sobre Seguridad Alimentaria, organizada por la FAO, han expresado su compromiso para «erradicar el hambre en el mundo», que afecta a más de mil millones de personas. Pese al gesto, la declaración aprobada tras el primer día de trabajo no detalla ningún límite de tiempo ni contempla nuevos fondos para alcanzar dicho objetivo.

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«Hoy, más de 17.000 niños morirán de hambre. Uno cada cinco segundos. Seis millones al año. Esto no es aceptable. Tenemos que actuar», aseveró el secretario general de la ONU, Ban ki-Moon, en el discurso de apertura de la Cumbre Mundial sobre Seguridad Alimentaria organizada por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en la que participan los jefes de sesenta estados.

Sin embargo, la contundencia de las primeras palabras no tardó en diluirse para dejar paso al pesimismo y al escepticismo, ya que sólo uno de los ocho países que conforman el G8 -Italia- participó y la declaración final aprobada ayer reflejaba el compromiso de «erradicar el hambre en el mundo», pero no se otorgan fondos económicos especiales ni se concreta ningún plazo para alcanzar el objetivo.

En el documento se recoge que «nosotros, jefes de Estado y de Gobierno (...) nos hemos reunido en Roma (...) para adoptar medidas urgentes para erradicar el hambre en el mundo».

Además, afirma que los firmantes trabajarán para «reducir a la mitad, respectivamente, el porcentaje y el número de personas que padecen hambre y desnutrición para el año 2015».

Agua de borrajas

Cabe recordar que este objetivo ya fue definido por los países miembros del G8 en junio de 2008. Desde esa fecha, el número de personas hambrientas en el mundo no sólo no descendió, sino que se elevó hasta superar la marca de los mil millones en el presente año.

Los jefes de Estado también decidieron «invertir la tendencia a la disminución de financiamientos nacionales e internacionales dedicados a la agricultura, a la seguridad alimentaria y al desarrollo rural de los países en desarrollo».

La ausencia de fondos adicionales es notable si se toma en cuenta que el director general de la FAO, Jacques Diouf, había pedido inversiones de 44.000 millones de dólares al año para los cerca de 2.000 millones de campesinos de los países pobres con fin de reactivar el sector. Se trata de un dinero indispensable para alimentar a los más de 9.000 millones de habitantes que tendrá el planeta en 2050.

En este contexto esperan también «actuar por anticipado para enfrentar los problemas que plantea el cambio climático en materia de seguridad alimentaria».

Mal sabor de boca

Antes del inicio de la Cumbre las asociaciones humanitarias se mostraban escépticas y aseguraban que la reunión «corre el peligro de ser un enésimo fracaso», ya que «hablan de un documento que repite exclusivamente los viejos compromisos sin añadir nada nuevo».

Esa sensación de desilusión creció según avanzaba la jornada, que levantó ampollas principalmente entre los líderes latinoamericanos.

«Se necesita voluntad y determinación política» para combatir el hambre, clamó el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula Da Silva, quien recordó la exitosa experiencia que obtuvo en su país el programa Hambre Cero, que libró del hambre a más de 20 millones de brasileños.

Al igual que Lula, su homóloga chilena, Michelle Bachelet, consideró clave que se combata «la inequidad social» como causa del hambre. «Así como el mundo fue capaz de gastar trillones de dólares para evitar el desplome económico, ahora es necesario un esfuerzo similar para evitar un desplome social», solicitó.

Por su parte, el senegalés Diouf subrayó que «no estoy satisfecho con el hecho de que no haya compromisos en cuanto a la fecha, al importe y a las condiciones» de las promesas de ayudas.

Ante la sede de la FAO en Roma, diversas organizaciones no gubernamentales organizaron protestas contra las multinacionales que emplean la alimentación «como un medio de especulación».

BERLUSCONI

El juicio del caso «Mediaset» por fraude fiscal en el que el principal imputado es el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, fue aplazado hasta enero para que asistiera a la Cumbre de la FAO en Roma.

ARMA DESTRUCTIVA

El presidente brasileño, Lula Da Silva, se refirió ayer al hambre como «el arma de destrucción masiva más terrible del planeta», porque «mata sobre todo a criaturas inocentes que mueren antes de cumplir su primer año de edad».

Los senegaleses se decantan por consumir arroz importado

El arroz producido en Senegal mantiene una incansable pugna con el asiático, ya que más de las tres cuartas partes de las 800.000 toneladas de este producto que consumen los senegaleses proceden de Asia.

Según cifras oficiales, que muchos productores cuestionan, la situación parece haber empezado a revertirse. Aseguran que en 2009 se habrá producido un 25% más que el año pasado.

A juicio de Raphael Sindaye, director regional adjunto de Oxfam Internacional en África occidental, el principal problema para la comercialización del arroz local es la desacreditación por parte de los consumidores.

A la vez que anuncia mejoras, asegura que «antes, la calidad era bastante pobre. Pero los productores del norte de Senegal han trabajado duro para mejorar» y tratar de buscar un punto de equilibrio. GARA

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