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El detonante de la «Revolución de Terciopelo» fue una información falsa

Cuando se cumplen 20 años del inicio de la «Revolución de Terciopelo» que acabó con el régimen comunista en Checoslovaquia, persiste el misterio sobre el origen del detonante de aquellos sucesos: el anuncio, falso, de la muerte de un estudiante a manos de la Policía.

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La falsa noticia de la muerte de un estudiante a manos de la Policía en el transcurso de una manifestación el 17 de noviembre de 1989 se propagó como la pólvora y fue el detonante de la llamada «Revolución de Terciopelo», que forzó a la postre el final de la experiencia de «socialismo real» en Checoslovaquia.

«Yo prohibía a mi hija ir a las manifestaciones, porque tenía miedo. Pero oí que la Policía había matado a un estudiante, Martin Smid. Entonces, le dije: `ve'», recuerda Anna Milotova. «Para muchos, los disidentes eran como el diablo. Pero los estudiantes eran considerados inocentes. Eso ayudó a que mucha gente decidiera movilizarse», afirma la realizadora Natasa Dudinski, quien en aquella época era asimismo estudiante.

Martin Smid, que estudiaba Matemáticas, participó en la manifestación del 17 de noviembre, pero se fue antes de los enfrentamientos con la Policía.

Al día siguiente, una mujer que Smid nunca conoció dijo ante un grupo de disidentes encabezados por Petr Uhl, jefe de una agencia de prensa clandestina, que la Policía había matado a su amigo Martin.

«Estábamos convencidos de que era verdad», asegura Uhl, quien trasmitió la mentira a las radios extranjeras Europa Libre y Voz de América.

Dos días después, una muchedumbre reunida en la plaza Venceslao repetía el nombre del alumno «supuestamente» muerto. Ese mismo día la televisión obligó a Martin Smid a desmentir el deceso. Pero la situación ya estaba fuera de control. Por la tarde, el disidente y posterior presidente, Vaclav Havel, fundó el Foro Cívico, movimiento que se puso al frente de la «revolución».

«La historia me hizo una jugarreta. La ruleta empezó a dar vueltas y yo sólo podía contemplarla», escribió en su portal Martin Smid, actualmente matemático y músico.

Para algunos, fue un montaje de varios oficiales de la Policía secreta StB, partidarios de la perestroika de Gorbachov, con el fin de provocar una masiva reacción de indignación y hacer caer a la vieja guardia en beneficio de los reformistas. Para otros, fue un intento de acusar a los disidentes de mentirosos para encarcelarlos.

Paradójicamente, pocos evocan la posibilidad de que fuera un montaje de la oposición, con la inestimable ayuda de los voceros occidentales.

FUERZA ELECTORAL

El partido comunista checoslovaco sigue 20 años después en el Parlamento y en las legislativas de 2006 logró un 12,6% de los votos. A diferencia de sus vecinos, se negó a ser reformado y convertirse en una sucursal socialdemócrata.

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