El Gobierno kosovar dio por superado el «test de la democracia» tras las primeras elecciones organizadas desde la proclamación de la independencia, en las que destacó la participación de parte de la minoría serbia.

Estas elecciones «demuestran que la gente tiene conciencia de la necesidad de un proceso democrático y de la puesta en marcha de un Kosovo multiétnico», aseguró ayer el analista Ilir Deda.

«Como país, Kosovo ha demostrado que no es tan frágil como la comunidad internacional lo presenta», añadió.

Sorpresa positiva

Las autoridades electorales informaron de que la participación de la minoría serbia -alrededor de 80.000 personas- fue mayor de la prevista.

En la localidad de Gracanica, cerca de Pristina, más del 23% de sus 18.000 electores decidieron votar. La participación alcanzó un 31% en Strpce, una localidad del sur de Kosovo en la que los serbios son mayoría.

Los datos cobran más fuerza habida cuenta de que la participación total en los comicios no superó el 45%.

«Los serbios han dado un paso decisivo para demostrar que están dispuestos a integrarse en las instituciones», destacó Deda.

Los serbios están dispersos en varios enclaves por todo el territorio kosovar y están rodeados por una población mayoritariamente albanesa. Una parte de ellos, sobre todo de los enclaves del centro y del sur, decidieron participar en los comicios, no así los del enclave norteño de Mitrovica, que obedecieron el llamamiento al boicot lanzado desde Belgrado.

El secretario de Estado serbio para Kosovo, Oliver Ivanovic, no ocultó su «inquietud» por la participación en los enclaves. «Si miles de personas deciden votar contra la posición del Gobierno y del presidente (serbios), eso quiere decir que no representamos para ellos una autoridad suficiente y que son sensibles a otros argumentos», señaló. Por contra, el ministro serbio para Kosovo, Goran Bogdanovic, trató de minimizar esta participación asegurando que «no representa a los serbios de Kosovo».

En el otro lado, los analistas advierten del riesgo de que los serbios del norte se enroquen en su boicot, lo que «podría abrir la puerta a una secesión», alerta Agron Bajrami, redactor jefe de «Koha Ditore».