Reconoce que pasó por momentos duros, sobre todo al inicio de la campaña pasada, pero su experiencia le ayudó a esperar su oportunidad. Ahora vive días de vino y rosas, pero es consciente de que no puede bajar el nivel porque hay esperando compañeros «que lo pueden hacer igual y mejor que yo».

Sólo un cuarto de temporada y ya acumula la mitad de partidos que en la anterior, ¿qué ha ocurrido para un cambio tan drástico?

No hay nada extraordinario, sólo que este año estoy contando con la confianza del míster. Al igual que la temporada pasada, he entrado cuando otros compañeros han resultado sancionados y tuve la fortuna de ser titular en la primera victoria del equipo, en Valladolid, y a partir de ahí Camacho ha considerado oportuno seguir confiando en los mismos.

¿Fue la campaña pasada la más complicada de su reciente carrera futbolística?

Pues sí, no contaba para Cuco y al principio tampoco para Camacho. Por si fuera poco, coincidió con mi enfermedad. Fue un inicio de temporada duro, pero tampoco me volví loco porque sé que el fútbol da muchas vueltas y ahora parece que esta campaña va un poquito mejor.

Un inicio tan duro como para plantearse su salida de Osasuna...

Todos queremos jugar y, cuando no lo haces y ves que debes aprovechar los últimos años que te quedan de futbolista, pues te pasan muchas cosas por la cabeza. Ahora bien, tengo claro que aquí estoy muy a gusto, aunque este año termino contrato y nunca se sabe qué es lo que puede pasar. Pero ahora mismo no pienso en ello, sólo en acabar bien la temporada y luego ya veremos qué sucede.

¿El club ha iniciado contactos para su renovación?

Ahora mismo en lo único que pienso es en jugar el mayor número posible de partidos y, si eso sucede, no habrá problema para quedarme. Junio está todavía muy lejos y sólo hemos disputado una decena de partidos. Aquí es donde mejor estoy, pero si finalmente me toca salir, será un nuevo reto.

Ahora es titular indiscutible y, conociendo lo poco que le gusta a Camacho hacer cambios, su futuro es de color de rosa.

No sé si por lo que he vivido en el fútbol o por lo que me ha sucedido en los dos últimos años, pero no me creo ni titular indiscutible ni veo mi inmediato futuro deportivo de color de rosa. Reconozco que ahora las cosas me están yendo un poco mejor, pero esto cambia de un día para otro, en el momento en el que bajas el nivel, hay un compañero detrás que aprieta, y lo va a hacer igual o mejor.

Pero su llegada al eje de la zaga coincidió con las primeras alabanzas al juego de contención. Todo ayuda.

Insisto, y lo digo convencido, somos un equipo con un nivel muy parejo, sin grandes diferencias entre jugadores que luchan por un mismo puesto. Tras ganar en Valladolid, el equipo ha cogido confianza porque en la mente de todos estaba el mal inicio de la temporada anterior, el que nos pudiera pasar lo mismo, se creó un ambiente un poco negativo.

Y luego se pasó al otro extremo, tras empatar contra el Barcelona, lo que, como suele sucederle a Osasuna, se transformó en un sonoro sopapo en Almería.

Al empate contra el Barcelona se le dio más importancia de la que se debía y eso afectó en Almería, donde al equipo le faltó tensión. Sin estar con todos los sentidos ni esa concentración, dejamos mucho que desear. Si acabamos perdiendo, que sea porque el rival es superior o ha tenido más suerte, no porque nosotros no hayamos estado al nivel obligado.

Ahora llega otro grande, el Valencia. No hay disculpa entonces.

Tiene todos los ingredientes para ser un gran partido y ganar va a ser seriamente complicado. El Valencia consigue muy buenos resultados fuera de casa porque tiene gente con mucha calidad y velocidad, que con espacios hacen mucho daño. Los cuatro de arriba son de lo mejorcito de la Liga y muy complicados de marcar.

¿Qué se puede esperar de Osasuna en la 2009-2010?

Pues que nos salvemos con mayor tranquilidad y eso sea un punto de inflexión para repetir campañas pasadas, con objetivos bonitos como la Copa o jugar en Europa.