Resulta doloroso comprobar con qué rapidez nos olvidamos de nuestra propia historia. La población de Barakaldo, al igual que el resto de municipios de Ezkerraldea, está conformada por multitud de personas procedentes de distintos puntos del Estado español. Personas que se vieron en algún momento obligadas a abandonar sus lugares de origen para trasladarse a un nuevo entorno que proporcionaba mayores expectativas de futuro. Pero las injusticias y el desequilibrio social persisten, por lo que por todos es sabido que la cuestión de las migraciones continúa estando a la orden del día.

Recientemente hemos sabido que el Ayuntamiento de Barakaldo, por medio de su Policía Municipal, ha llevado a cabo la detención de seis personas inmigrantes que al parecer residían en condiciones de absoluta exclusión social en una conocida vivienda en situación de abandono en Lutxana. Mediante un comunicado de prensa, los responsables municipales informaron de que esas seis personas han sido puestas a disposición de la Policía Nacional por carecer de documentación. Además, se asegura que las detenciones se enmarcan dentro de las «actuaciones» que agentes de la Policía Municipal venían desarrollando con el fin de proporcionar «seguridad ciudadana» ante las quejas de «algunos vecinos del barrio».

La irresponsabilidad, la hipocresía y la falta de sensibilidad social alcanzan cotas escandalosas en este Ayuntamiento que nos toca padecer. Éstas no son maneras de gestionar un conflicto social. Ante las quejas por «incidentes» que causaban «malestar e inseguridad» a varios vecinos y vecinas, el Ayuntamiento acusa sin pruebas a las personas detenidas de ser responsables de los mismos, los detiene y los entrega. ¿No había otra forma de solucionar este problema que no sea aplicando una ley injusta, que el propio Ayuntamiento pone en tela de juicio según en que ámbito? ¿Era necesario hacer público este conflicto por medio de un comunicado que aviva los prejuicios racistas entre la población? A la institución municipal le correspondía liderar un proceso basado en el desarrollo comunitario que diese lugar a una mejora de la convivencia, empleando diferentes ingredientes: algo de mediación intercultural, mucho de justicia social, una pizca de educación y sensibilización... Pero resulta mucho más fácil atajar el problema echando mano de la propaganda y la represión, a pesar de las consecuencias que esto depara tanto a las personas directamente afectadas como a la comunidad que corre el riesgo de tender hacia actitudes cada vez más xenófobas e individualistas. Pero lo de esta pasada semana ya ha sido el colmo.

El Ayuntamiento ha organizado las VI Jornadas sobre Inmigración, en las que hemos podido escuchar al alcalde afirmaciones como la que sigue: «Tenemos el firme propósito de continuar dando respuesta a las aspiraciones y proyectos de todos los ciudadanos, de todos los que vivimos aquí en Barakaldo y de los que llegan de otras partes del mundo». Señores y señoras del Ayuntamiento, la propaganda podrá proporcionar votos, pero no resuelve ningún problema, y a ustedes se les paga un dineral para gestionar correctamente la vida municipal, no para atajar.