«El problema de trabajar con el sentimiento de soledad es que no se ve desde fuera»
Sicóloga, trabaja en Cáritas Bizkaia como técnica del Área de Mayores y, desde hace unos meses, también como Responsable del Servicio de Formación. Acaba de dar una charla sobre envejecimiento y soledad, dentro de unas jornadas organizadas por la asociación Hartu-emanak en la capital bilbaina.
Joseba VIVANCO |
Soledad y envejecimiento. ¿De qué soledad hablamos?
Podemos hablar de estar solo y no tener compañía o de algo, más común, como sentirse solo.
¿Pero estar solo es un primer paso para sentirse solo?
No necesariamente. Muchas veces las personas estamos solas y no nos sentimos mal por ello; incluso, a veces, buscamos la soledad para pensar, descansar... Sin embargo, es cierto que otras veces no tener a alguien al lado nos hace sufrir y sentirnos mal. El hecho de estar solo es como las monedas, tiene dos caras: puede resultar agradable o desagradable. Por otra parte, no es necesario no tener compañía para sentirse solo. La mayoría de las personas se han sentido alguna vez solas incluso estando con otras, porque el sentimiento de soledad no depende únicamente de cuántas relaciones se tengan sino sobre todo de cómo sean esas relaciones. De hecho, se dice que la `soledad acompañada' es la versión más dura de la soledad.
¿Qué indicios nos permiten determinar que una persona mayor se sienta sola?
Una de las dificultades que tenemos para trabajar sobre el sentimiento de soledad es que es un problema que no se `ve' desde fuera, pero que se siente, y mucho, por dentro. Si una persona no lo expresa es difícil saber quién se siente así y quién no. Recordemos que estar solo no implica sentirse solo y que tener gente alrededor tampoco nos libra automáticamente del sentimiento de soledad...
Dicho esto, ¿se percata, entonces, el resto de la sociedad de esta realidad en muchos de nuestros mayores?
Se habla mucho de la soledad y los mayores, pero se piensa sobre todo en la soledad física, es decir, en el estar solo porque se vive sin compañía o porque la familia no presta todo el apoyo necesario. Es verdad que muchas personas mayores se sienten solas por vivir situaciones de este tipo, pero hay también otras formas de soledad menos visibles. Muchos mayores se sienten solos porque, por ejemplo, su familia les atiende pero por sus dificultades físicas no pueden salir de casa y no tienen relación con sus amistades, ni con ninguna persona de su edad o con la que no conviven. La necesidad de mantener relaciones de este tipo no desaparece con la edad.
¿Son conscientes sus familias?
En general, lo cierto es que tampoco se percatan. Las familias centramos nuestro cuidado en la atención a las necesidades básicas y no nos damos cuenta de que la persona mayor sigue siendo persona y por lo tanto tiene necesidades sicológicas y afectivas, y que el cuidado completo debe tenerlas también en cuenta.
Un binomio el de soledad y envejecimiento, defiende usted, evitable. ¿Hasta qué punto?
Es verdad que a medida que envejecemos aumenta la probabilidad de que aparezcan en nuestras vidas circunstancias que implican un cambio en nuestras relaciones y que pueden facilitar el sentimiento de soledad, como la viudez, la pérdida de amistades, la jubilación, la salud, el traslado de domicilio... Sin embargo, el sentimiento de soledad no depende sólo de ellas sino también de otros aspectos más personales: lo que esperamos de nuestras relaciones, los esfuerzos que hacemos por cuidarlas, nuestra forma de ser, cómo nos comportamos con los demás... De alguna manera, podemos decir que nuestro nivel de soledad no depende sólo de las circunstancias que nos toquen vivir sino de lo que hagamos ante ella, aunque seamos mayores.
¿Consejos?
Es muy difícil hablar de pautas generales, porque son casos particulares. Si pensamos que vejez y soledad están irremediablemente unidos, no haremos nada y entonces sí serán dos realidades unidas. Yo recomiendo la participación en actividades de grupo, hacer por los demás lo que querríamos que hicieran por nosotros, pedir y aceptar ayuda de otras personas, tratar de ampliar nuestros intereses...