Los musulmanes temen ataques tras el «no» suizo a los minaretes
El «sí» a la propuesta de prohibir la construcción de nuevos minaretes islámicos en el país alpino ha obtenido más del 57% del apoyo. Todavía debe ser aprobada en cada cantón antes de convertirse en ley. Un representante de los grupos musulmanes que residen en el país declaraba poco después que teme un incremento en los ataques contra su comunidad y una mayor restricción de sus derechos.
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El 57,5% de los helvéticos que ayer acudieron a las urnas rechazaron en referéndum la posibilidad de construir minaretes en las mezquitas, según los datos oficiales dados a conocer a media tarde. Sólo cuatro de los veintitrés cantones que conforman el país rechazaron la proposición de la ultraderecha que pretende que la Constitución Helvética prohíba la construcciones de alminares en los centros de culto musulmanes.
Los argumentos de la ultraderechista CDU, mayoritaria en el Parlamento suizo y presente en el Gobierno colegiado helvético, han convencido a 1,53 millones de electores. El Gobierno federal, que se oponía a la iniciativa, obtuvo el apoyo de 1,13 millones de ciudadanos, el 42,5% de los votantes.
Appenzell (71,5% de aprobación) fue el cantón donde el sí encontró más adeptos, seguido de Glaris (68%) y Ticcino (68%). Los cantones donde están situadas la capital, Berna, y la primera ciudad suiza, Zúrich, también apoyaron la iniciativa (60,68%) y (51,8%), respectivamente.
El «no» más fuerte llegó de la cosmopolita e «internacional» Ginebra, que rechazó la iniciativa con un 59,7%, seguida de Vaud (53,1%), Basilea Ciudad (51,64%) y Neuchatel (50,9%).
Resultado sorprendente
A medida que se iban conociendo los resultados fue aumentado la sorpresa de los observadores, partidos políticos y organizaciones, pues las últimas encuestas daban una mayoría del 53% al «no», frente a un 37% a favor de la prohibición.
Las primeras reacciones no esperaron a conocerse el resultado final de la consulta. Los Verdes, uno de los cinco grandes partidos suizos, adelantaron que se plantean recurrir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo para que invalide el resultado de este referendo, por considerarlo anticonstitucional.
Amnistía Internacional hizo patente su pesar por el «no». La prohibición viola, según la ONG de derechos humanos, «la libertad de religión de los musulmanes» que viven en Suiza. Asimismo, vulnera «la prohibición de medidas discriminatorias por motivos religiosos» anclada en varios instrumentos de derechos humanos de los que la Confederación Helvética es signataria, critica AI.
Tampoco el referéndum sobre la exportación de armamento tuvo el resultado que deseaban las fuerzas progresistas, si bien en este caso no puede hablarse de sorpresa. Los suizos rechazaron en referéndum una iniciativa para prohibir la exportación de armamento, que había sido lanzada por grupos pacifistas y de izquierda. Con un 68% de los votos a nivel federal, y de manera unánime por todos los cantones, el texto fue rechazado con amplitud.
El erudito musulmán Tariq Ramadan, residente en la ciudad de Ginebra, considera «catastróficos» los resultados. No obstante, sostiene que los suizos han expresado un miedo real.
El «sí» a la prohibición de los minaretes es «la expresión de ciertos temores en el seno de la población acerca de las corrientes islámicas extremistas», dijo la ministra suiza de Justicia, Eveline Widmer-Schlumpf.
La ministra suiza de Asuntos Económicos, Doris Leuthard, que se convertirá la próxima semana en presidente de la Confederación, se propone hacer uso en 2010 de la cláusula de salvaguardia para proteger el mercado laboral suizo de la afluencia de trabajadores procedentes de los Estados miembros de la UE.
El Gobierno suizo debe considerar si los factores que hacen atractiva Suiza para la gente de la Unión Europea (UE) pueden ser reducidos y si la cláusula de salvaguardia puede ser activada en 2010 y 2011, según ha indicado Leuthard en declaraciones a los suplementos dominicales de los medios en alemán «SonntagsBlick» y «NZZ am Sonntag».
A juicio de la próxima presidenta de la Confederación, el Gobierno cometió un «error» en mayo al decidir no activar la cláusula de salvaguardia prevista en los acuerdos de libre circulación suscritos con la UE, que abrían la posibilidad de volver a introducir cuotas a los trabajadores europeos. De este modo, «podríamos mantener a miles de personas alejadas del mercado laboral suizo», declaró la ministra de Asuntos Económicos.
Según los acuerdos suscritos por Suiza y la UE, los trabajadores pueden llegar y trabajar en el territorio suizo sin estar sujetos a un cupo de permisos de trabajo. Una cláusula, sin embargo, permite introducir restricciones temporales si la inmigración registra un aumento anual de más del 10% en comparación con el promedio de tres años antes. La tasa de paro ha conocido en octubre su cota más alta de los últimos cuatro años, con cerca de un 4% de desempleados. GARA
