Mikel INSAUSTI

Ken Loach sigue haciendo cine a contracorriente, porque, ahora que es el capitalismo el que envía análisis desalentadores sobre la economía mundial, utiliza el símil futbolístico de «la mejor defensa es el ataque» para hacer su película más divertida y optimista. Siendo como es un cineasta curtido en el drama social sale muy bien parado en su paso a la comedia, superando la prueba con nota. «Buscando a Eric» es la más ligera de sus realizaciones, pero no hay problema ya que él y su guionista Paul Laverty son en todo momento conscientes de querer abordar la problemática de la clase trabajadora, por una vez, con humor.

Por eso, escenas gamberras como la de la lección que los hooligans del Manchester United le dan a un mafioso local que extorsiona al hijastro del cartero protagonista no desentonan, cuando en cualquiera de sus títulos anteriores no habrían tenido cabida. Esa parte del argumento recuerda mucho a «Gran Torino» de Clint Eastwood, mientras que el resto, como bien se ha dicho, se inspira en la alleniana «Sueños de seductor», cambiando las apariciones del mítico Humphrey Bogart por las del temperamental futbolista Éric Cantona.

Loach y Laverty no traicionan a su cine comprometido, a pesar de la presencia nada habitual de un triunfador como Éric Cantona, toda vez que el éxito personal del francés sirve de estímulo a un trabajador que encuentra en el fútbol la única válvula de escape a su alienada existencia.

Tan carismática figura del deporte-espectáculo introduce además la actualización del viejo discurso de izquierdas, adecuándolo a los tiempos de Internet, pues no queda más remedio que utilizar las nuevas herramientas tecnológicas para fomentar la solidaridad y el compañerismo, a través de lo que se ha dado en llamar las redes sociales. Varían los canales de comunicación pero el mensaje sigue siendo en el fondo el mismo, con tal de no quedarse aislado por el enemigo, y así los sabios proverbios de Cantona resuenan con tanto eco como su desafinada trompeta.