Eso es sacudirse una maldición y lo demás es cuento. El Athletic añadió otra muesca a su buena racha goleando en un campo en el que permanecía inédito. Fue, además, el triunfo más contundente -y el segundo consecutivo lejos de San Mamés- de la temporada para los rojiblancos, que se mantienen pegaditos a posiciones europeas. No se ha consumido el primer tercio de la temporada y el Athletic ya ha sumado veinte puntos, prácticamente la mitad de los que aseguran la permanencia.

La cuarta jornada consecutiva en positivo para los bilbainos tuvo una clave evidente, el acierto del Athletic a balón pardo. Así llegó el primer gol, cuando el color del partido estaba ún por definir; así se encaminó la victoria antes del descanso; y así se sentenció el choque antes de que llegara la puntilla, esta sí en jugada. Todo un bombardeo ante el que nada pudo hacer el Almería, que tampoco estuvo a la altura de lo esperado.

Eso que el equipo andaluz saltó más puesto al campo. Joaquín Caparrós repitió contra pronóstico con el centro del campo que tan bien lo había hecho frente al Barcelona, pero al Athletic le costó frenar a su rival en los primeros minutos. Aunque el color local del partido fuese más una cuestión de posesión y territorio porque el peligro llegó con cuentagotas al área de Gorka Iraizoz. Apenas un par de faltas en la frontal en los primeros minutos y un par de sustos a cargo de Piatti.

La ocasión más clara, de hecho, fue para el cuadro bilbaino que, casi sin querer, vio cómo un balón le caía a Javi Martínez para que su volea se estrellase en el palo. A la segunda no perdonó. Y dio inicio al festival del Athletic con una de sus especialidades, cabeceando en el segundo palo una falta colocada por Yeste. Cuatro minutos después le imitó Ustaritz, éste con el pie, rematando un córner que volvió a tener a un inspirado Yeste como ejecutor.

La puntilla

No era fácil sobreponerse a semejante mazazo en los instantes previos al descanso. Y el Almería, de hecho, no lo hizo. Hugo Sánchez no esperó para echar mano del banquillo y una jugada embarullada en el área bilbaina pudo darle emoción a la tarde. Pero los andaluces no tenían su día. Y el Athletic sí.

Otra vez respondió al candor local con una muestra de acierto letal. Falta escorada a la izquierda, otro centro de Yeste y esta vez fue Fernando Llorente el que cabeceó, con Bernadello añadiéndole un par de X a su camiseta, para anotar el 0-3. El delantero acababa con una sequía que se prolongaba, en Liga, desde septiembre, cuando anotó por partida doble ante el Villarreal; y sentenciaba, de paso, un partido que pudo acabar con guarismos de escándalo.

Porque, ante un Almería definitivamente hundido, los de Caparrós enlazaron una ocasión tras otra. Pero sólo Óscar de Marcos anduvo fino. Muy muy fino. Necesitó menos de medio minuto en el campo para colocar la puntilla, voleando un centro de Susaeta. No tuvo tanta suerte el eibarrés, que volvió a hacerlo todo bien... menos rematar. Disfrutó de dos ocasiones clarísimas, para enviar la primera al cuerpo de Alves y la segunda al palo; algo parecido a lo que sucedió con David López, que disfrutó de otro par de llegadas igualmente claras.

Afortunadamente no importó. Como tampoco lo hizo el dudoso penalti que transformó Uche para maquillar la goleada.