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Política exterior estadounidense

Obama anuncia el envío acelerado de 30.000 soldados a Afganistán

El presidente Barack Obama debía anunciar ayer a las 20.00 hora local -de madrugada en Euskal Herria- el envío acelerado de 30.000 soldados a Afganistán. Su portavoz adelantó que «irá mucho más rápido que lo previsto».

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GARA | WASHINGTON

El presidente estadounidense, Barack Obama, eligió la prestigiosa academia militar de West Point para revelar la decisión más importante y quizás la más comprometida de su joven presidencia. El discurso ante los alumnos de la escuela y televisado en horario estelar estaba programado para las 20.00, hora local, de madrugada en Euskal Herria. El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, adelantó el grueso del mensaje, que básicamente consiste en el envío adicional de 30.000 soldados, que quedarán desplegados a lo largo de seis meses, un plazo sorprendentemente rápido.

En declaraciones a varias cadenas de televisión, afirmó que será un envío «acelerado», que irá «mucho más rápido que lo previsto en el plan original».

Hasta ahora, los analistas calculaban que para un refuerzo de esa magnitud sería necesario cerca de un año, debido a la dureza del clima afgano y a la necesidad de esperar el regreso de las tropas destacadas en Irak.

El presidente ha dado ya órdenes a los mandos militares para que aceleren el despliegue, de modo que esté completado para verano. Al parecer, empezará en el sur y este del país, donde los talibán tienen más peso.

El objetivo, según dijo Gibbs, es entrenar a las fuerzas afganas lo más rápidamente posible para que se hagan cargo de la seguridad interna. «Nuestro compromiso no es de duración indefinida», subrayó.

De hacerse efectivo el envío, Estados Unidos tendrá en suelo afgano alrededor de 100.000 soldados. Cuando Obama tomó las riendas del poder, había 35.000 soldados, un tercio menos. En su investidura dejó claro que Afganistán sería una de sus prioridades en política exterior. Casi un mes después, el 17 de febrero, autorizó el despliegue de aproximadamente 17.000 soldados, que empezó en primavera. El 27 de marzo, comprometió otros 4.000 soldados.

Las encuestas de opinión, sin embargo, muestran el cansancio de la mayoría de estadounidenses ante una de las guerras más largas de la era moderna, tras la invasión de Vietnam.

Lejos de acercarse a su final tras ocho años, la guerra se ha recrudecido en el último año. Octubre fue el mes más sangriento desde que comenzó la ofensiva con 74 militares estadounidenses muertos. En total, han fallecido 900.

Obama, por tanto, deberá convencer a los escépticos, que temen un empantamiento en Afganistán como el ocurrido en Vietnam, de que un plan para elevar a 100.000 el número de efectivos puede conducir a una estabilidad y al pronto retorno de las tropas.

Tras haber invertido más de tres meses en intensas consultas con generales, ministros y asesores, habría llegado a la conclusión de que postergar aún más la decisión supondría condenar al fracaso toda la estrategia. «Se trata de responder con la mayor celeridad posible a los ataques de los talibán y de acelerar la formación de las fuerzas afganas para que estén en condiciones de asumir la seguridad nacional», reiteró Gibbs.

Un alto responsable de la Administración filtró que antes de concluir su mandato presidencial en 2013, Obama procederá a reducir el número de tropas.

Mientras tanto, según el periódico «Le Monde», Washington ha solicitado a Alemania 2.000 soldados, a Italia y al Estado francés 1.500 y a Gran Bretaña, 1.000. El lunes, Londres confirmó que mandará 500 soldados suplementarios.

De hecho, durante una videoconferencia de 54 minutos, Obama y el primer ministro británico, Gordon Brown, expresaron su satisfacción por los progresos realizados «en el reparto de la carga» en Afganistán. No obstante, instaron a los países aliados de la OTAN a «hacer más».

El ex enviado especial del presidente francés, Nicolas Sarkozy, Pedro Lellouche le recordó al mandatario estadounidense que deberá esmerarse para superar las reticencias de sus socios. «Ya conoce la respuesta del presidente de la República; no», afirmó cuando en la cadena France 3 le preguntaron sobre la petición de Obama.

En el mismo sentido se pronunció el representante especial de Sarkozy en Pakistán y Afganistán, Thierry Mariani, que excluyó el envío de más tropas de combate. En compensación, el Estado francés podría aportar militares suplementarios para la formación de la Policía y el Ejército de Afganistán.

Con quien también habló Obama fue con su homólogo afgano, Hamid Karzai. La Presidencia afgana se limitó a decir que en la conversación, de una hora, abordaron los distintos aspectos de esta nueva estrategia.

Hoy, sin duda, será un día de reacciones por parte de los líderes mundiales que siguieron con máxime atención la esperada intervención de Obama en West Point. Además de desvelar sus planes para intentar salir del cenagal afgano, tenía previsto centrarse en Pakistán, asolado por los atentados y donde los talibán adquieren cada vez más fuerza. No hay que olvidarse de que Islamabad está en posesión del arma nuclear.

Irán fue uno de los primeros países en criticar la estrategia de Obama. En la rueda de prensa semanal, portavoz del Ministerio de Exteriores, Ramin Mehmanparast, calificó de «excusas» los motivos que alega la Casa Blanca y remarcó que la seguridad «se logrará sólo cuando se retiren las fuerzas extranjeras». Consideró que no hay diferencias entre Obama y George W. Bush en política exterior.

El presidente se enfrenta a las críticas y al posible rechazo de parte de los demócratas

El encargado de convencer al Congreso de la necesidad de cubrir el gasto económico de la nueva estrategia será el director de la Oficina de Gestión y Presupuesto de la Casa Blanca, Peter Orszag, que posiblemente tendrá que enfrentarse a la oposición más amarga: los miembros del Partido Demócrata, que podrían expresar su descontento ante la ampliación de las tropas y su enorme coste y que incluso podrían pedir que se financie con un «impuesto de guerra».

«Si esta guerra es lo suficientemente importante para expandirse, debería ser lo suficientemente importante como para pagar por ella», declaró a «Time» el representante y presidente del Comité de Apropiaciones de la Cámara Baja, David Obey. «Porque si no, corremos el riesgo de devorar todo el dinero que tenemos reservado para reconstruir nuestra economía», añadió, mencionando casos similares bajo la presidencia de Truman y Johnson.

Ambos presidentes vieron como sus iniciativas personales para contener el déficit se vieron frustradas por las guerras de Corea y Vietnam. «No queremos que eso suceda de nuevo», resaltó. En términos similares se pronunció el presidente del Comité de Servicios Armados del Senado, el demócrata Carl Levin.

La propuesta no tiene prácticamente ninguna posibilidad de ser aprobada ni en la Cámara de Representantes ni en el Senado, pero demuestra la profundidad de la oposición entre los propios demócratas. Y es muy probable que la presión sobre Obama vaya a más si la situación no mejora tras la llegada de los refuerzos. El coste es altísimo. Sólo por poner un ejemplo: cada soldado estadounidense destinado en Afganistán supone un gasto de 83 litros de combustible al día. Este combustible, difícil de transportar porque los talibán han aniquilado gran parte de la red de carreteras, le cuesta a Estados Unidos 135 euros por litro: un total de 6.400 euros al día por soldado. El gasto bélico total se ha duplicado en un espacio de doce meses, alcanzando sólo en junio los 6.700 millones de dólares.

En previsión de las críticas internas, el general Stanley McCrystal lleva meses pidiendo 40.000 soldados más e intentando convencer a todos los interesados de que el presidente afgano, Hamid Karzai, sigue siendo un socio de fiar pese a las graves acusaciones de corrupción.GARA

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La mayoría de los expertos consideran que Bin Laden está en las zonas tribales de Pakistán, aunque para algunos una gran ciudad paquistaní sería un mejor refugio. Lo único claro es que en 2001 huyó de Afganistán y que entró en el país vecino.

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Un diputado regional paquistaní que estaba amenazado por los talibán murió ayer en un atentado suicida contra su residencia en el valle norteño de Swat, en el que también resultaron heridas al menos doce personas.

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El ministro británico de Asuntos Exteriores resaltó que las tropas de Gran Bretaña podrían seguir en Afganistán cinco años más. Miliband hizo esos comentarios un día después de que Brown confirmara que mandará 500 soldados más.

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