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La promesa de una pronta retirada puede ser un boomerang para EEUU

Para los afganos, julio de 2011, fecha de inicio de la retirada de Afganistán anunciada por Obama, es mañana mismo. El anuncio permitirá a los talibán cantar victoria y reforzar su influencia y puede tener consencuencias indeseadas por Washington en el teatro paquistaní.
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«Barack Obama se ha visto obligado a dar una fecha de salida, sin duda forzado por la opinión pública estadounidense, pero en Afganistán, la gente se dirá: `Si los americanos comienzan a hacer las maletas en un año, no es el momento de alinearse con ellos'», colige Bernard Dupeigne, especialista francés en Afganistán. «Y los talibán les dirán: `Véis, hemos ganado'», añade.

En Afganistán, los soldados extranjeros miden el tiempo por días, más aún que sus compatriotas seguros en sus casas.

En Afganistán, los ancestros de los combatientes lucharon contra los ingleses, los padres hicieron lo propio contra los soviéticos y su concepción del tiempo es elástica e infinita. Mañana o pasado mañana es lo mismo para ellos.

Mariam Abu Zahab, coincide en esta tesis. «Los que combaten a los americanos, talibán o no, no tienen calendario (...) Y de todas maneras, en el sur del país, la gente piensa ya que los taliban ganaron ya hace años. Poner una fecha, como ha hecho Obama, forzará a los que dudan a decantarse del lado de los talibán, porque se dan cuenta de que es hacia su lado hacia donde pende la balanza», añade.

El paralelismo con la invasión y posterior retirada soviética es innegable. Como recuerda Abu Zahab, a finales de los ochenta, el Kremlin intentó organizar una salida ordenada del país anunciando simultáneamente un refuerzo de su presencia militar en Afganistán y el inicio de un repliegue gradual. «Es exactamente lo que les pasó a los rusos. Ellos también hablaban de afganización, crearon milicias, se replegaron de los villas, lo mismo que ahora», relata.

«Y para los afganos eso ocurrió ayer y el paralelismo, obviamente no se les escapa», añade.

Pero los expertos van aún más allá y advierten de que la estrategia anunciada por Obama va a estabilizar Pakistán. No sólo porque la promesa de retirada cercana puede tener el mismo efecto en la insurgencia talibán e islamista paquistaní, sino porque el refuerzo militar estadounidense podría reforzar la condición de Pakistán como refugio temporal táctico para los talibán. «EEUU no quiere entender que el Ejército paquistaní no puede batirse en cuatro o cinco frentes a la vez», advierte Hasan Askari, prosesor universitario de Islamabad.

El Gobierno ruso lanza un guiño a Obama

Los gobiernos de Moscú y Roma regalaron los ansiosos oídos del presidente de EEUU, Barack Obama, al anunciar en una cumbre bilateral su apoyo a la estrategia de EEUU.

El presidente ruso, Dmitri Medvedev, se mostró dispuesto a sostener los esfuerzos de EEUU permitiendo el tránsito de tropas e impedimenta por su suelo e incluso colaborando en el adiestramiento de las milicias afganas.

Ocurre que no está claro si este apoyo es sincero -A Rusia no le interesa un triunfo del islamismo en Afganistán- o responde más al interés de Moscú en que EEUU se empantane en suelo afgano.

Por su parte, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, reiteró su apoyo a la estrategia de Barack Obama mientras su Ministerio de Defensa evocaba la posibilidad de que Italia contribuya con hasta 1.000 soldados más al esfuerzo bélico estadounidense.

El Parlamento alemán aprobó, con los votos de la mayoría de derecha y el apoyo de parte de la oposición socialdemócrata -la oposición de Die Linke fue unánime- prolongar un año más la misión en Afganistán, aunque el Gobieno alemán reiteró que no ha decidido enviar refuerzos al país. GARA

33.000 refuerzos

El jefe del Pentágono, Robert Gates, anunció ayer que el número de refuerzos que enviará EEUU a Afganistán es de 33.000 efectivos, 3.000 más que los anunciados por Obama en su discurso

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