El ministro español de asuntos exteriores lleva unas semanas acaparando demasiadas portadas y noticiarios televisivos. A su pesar, se supone, porque el señor Moratinos probablemente será un buen negociador pero es un pésimo comunicador. La cuestión es que tiene todos los frentes geopolíticos abiertos y para no dejarle ni un segundo de tranquilidad unos picoletos le montan un nuevo conflicto con Gibraltar. La penetración de sus funcionarios militares en territorio gibraltareño se soluciona con llamadas telefónicas de primer rango y la utilización de un concepto muy conocido: «persecución en caliente», que en ciertas latitudes se puede traducir por «excesos habituales».

A estos excesos deberíamos añadir los que se van acumulando de manera constante los periodistas de la caverna, de la extrema derecha española, que ocupan lugares estratégicos en los medios de comunicación que auspician cualquier cosa menos los conceptos democráticos más primarios. Son descaradamente violentos, militaristas, azuzan los bajos sentimientos, proclaman sus soflamas intervencionistas militares y forman parte de un ejército de choque para minar cualquier atisbo de solución a cualquier conflicto. Van con traje y corbata, aparecen con sus cortes de pelo de peluquería cara, pero su radiografía nos deja ver su cabeza rapada, un camisa parda, unos fascistas de pistolón que llevan grabado en su código genético la venganza y el imperio. Dan miedo. Y mucho asco.

Uno de ellos, Herman Tertsch acaba de denunciar a las gentes de «El Intermedio» por unos vídeos donde manipulaban de manera humorística unas declaraciones suyas en la apertura de su vomitivo noticiario de Tele Espe, donde decía sin ruborizarse que estaba dispuesto a matar a unos cuantos secuestradores para liberar a los pescadores. Pero esto es un detalle, su constante es mucho más perniciosa. Forma parte de sus excesos habituales que junto a los de sus correligionarios forman un frente violento y que cuando se refieren a asuntos del pueblo vasco alcanzan su máxima inmunidad. ¿Estos fachas están exentos de cumplir las leyes? Parece ser que sí, porque aumenta su presencia y su escalada de excesos.