Crónica | Ambiente en las gradas y el exterior
La caldera del atano al borde del colapso
Mucho antes de que la txapa inicial saliera volando de entre los dedos del juez, ya volaban los cubatas, los puros y demás parafernalia que tan indispensables son en el kit de supervivencia del buen pelotazale. Todo estaba listo, y la afición no hacía más que agitar todos los ingredientes en la coctelera de las sensaciones. Era la gran final.
Koldo AKORDARREMENTERIA
Las hay más competidas, o menos. Algunas crean más expectación, y otras quizá no tanta. Algunas vienen acompañadas de rayos y truenos en el exterior, mientras que otras, como en el caso de ayer, amanecen con la más excelsa de las climatologías. Sin embargo, hay un producto, sobre el cual el orden de los factores, y la naturaleza de los mismos, nunca lo alteran; hablamos obviamente del ambiente. Radios y televisiones llevaban toda la semana alimentando la expectación, y el hambre de final. El «¡Irujo!, ¡Sebas!» se prolongó todo el duelo.
La gente inundaba los aledaños del Atano III para primera hora de la tarde. Los ánimos iban in crescendo, para culminar en un éxtasis que dio inicio a las 17.40, y el cual se prolongó durante 54 minutos. Llegó el momento cumbre, y los contendientes salieron del túnel de vestuarios a ritmo de silbidos y cánticos; primero Irujo, por detrás Gonzalez. Se hizo el estruendo, y los decibelios no volvieron a bajar de los mínimos exigidos oficialmente hasta que los dos contendientes bajaron del podio con sus trofeos.
Como siempre, la búsqueda de rostros conocidos se convirtió en el pasatiempos favorito de los aficionados entre tanto y tanto. El ex-futbolista Ismael Urzaiz fue uno de los primeros en llegar al frontón, media hora antes de que diera inicio el primer partido del festival. También aparecieron por allí los máximos dirigentes del Athletic y Real Sociedad; Fernando García Macua y Jokin Aperribay. Tampoco quisieron perderse la cita otros rostros conocidos de la televisión, como Kike Amunarriz, o miembros ligados a la política, como los jeltzales Andoni Ortuzar y Juan Mari Atutxa.
Bastaba realizar un pequeño recuento visual de las pancartas, y otro auditivo de los gritos, para afirmar que Irujo se llevaba la palma en cuanto a ánimos. Tampoco ayudaba mucho al de Azkaine el hecho de que ayer no fuera festivo en el Estado francés. Ahora, viendo la efusividad en la celebración de los tantos de ambos pelotaris, era obvio que las apuestas a la baja tuvieron más éxito del esperado.
La reivindicación también tuvo su habitual lugar en la cita. Primero, una pancarta situada en la entrada del frontón invitaba a los allí presentes a acudir en masa a Bilbo a la manifestación convocada por Etxerat para el 2 de enero. Pero dentro del frontón también se hizo latente la solidaridad, con varias pancartas entre las que destacaba una que recordaba que hoy se juzgarán a trece ciudadanos vascos en la Audiencia Nacional.
Si hubiera algún premio en esto de la pelota para el jugador más sincero, ése sería, sin ninguna duda, para Juan Martínez de Irujo. «No es como se empieza. Él ha empezado frío y parecía que no se enteraba de la fiesta. Pero ha despertado, y ha sido un vendaval», dijo el de Ibero en sus primeras declaraciones. Tampoco puso paños calientes para explicar el por qué de la remontada que padeció. «Con el 11-2 estaba fuera. Pero de pronto ha empezado a jugar mejor y he intentado quitarle el aire. Al final me ha tenido corriendo de la pared al ancho», comentó el navarro. Tampoco quiso hablar de suerte ya que «Gonzalez lleva una racha muy buena, ha jugado un gran torneo y se ha merecido la txapela».
De todos modos, Irujo no vaciló a la hora de hablar de los jueces. «Es que no se enteran. Si yo me siento, enseguida me pegan el toque, pero Sebas ha parado y no le decían nada. Ya sé que pegando a la mesa no he reaccionado bien, pero es una final. Un espantapájaros también lo podría hacer», ironizó. No quiso hablar de las celebraciones: «Será una reunión donde siempre. Lo que ahora quiero es distraerme y desconectar». K.A ZENA