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Maite SOROA | msoroa@gara.net

El vecindario de Durango

Los vecinos del edificio donde se ubica la Casa del Pueblo del PSOE en Durango, después de cuatro atentados han concluido que esa sede constituye un peligro para las familias que viven allí y que por obvias razones de seguridad no quieren que siga donde está. Y a servidora le parece lo más normal del mundo, se ponga como se ponga el editorialista de «El Correo Español». Según el escribiente de «Vocento», esa demanda del vecindario «constituye una manifestación absolutamente minoritaria en una sociedad vasca que viene demostrando, durante décadas, que sabe y quiere resistir frente al terror». ¿Cómo ha medido las mayorías y las minorías? ¿Ha preguntado a las vecinas y vecinos? De ellos también se atreve a hablar: «A los autores de la petición, exhibida en los balcones con fondo de ikurriña y sin censura alguna a ETA, no les queda otra que declararse conscientes de que `legalmente' los socialistas `tienen todo el derecho' a continuar con una actividad que cuatro atentados no han conseguido detener».

Advierte el editorialista que «el acoso criminal de los etarras (...) persigue el aislamiento social de aquéllos a los que señala en su diana. Y aspira a convertir las casas del pueblo en un `peligro' que sólo desde la ignorancia o la insolidaridad puede llegar a considerarse mayor que el de las bombas». Y cabe preguntarse si el editorialista no querrá convertir en escudos humanos a los vecinos.

También en el mismo rotativo, José María Ruiz Soroa lanzaba su soflama: «Es estremecedora la coincidencia temporal y mediática de ese bucle de gestos que nos atrapan: la saharaui Haidar está dispuesta a tirar su vida física a cambio de su dignidad como persona humana. En cambio, en Durango están dispuestos a tirar su dignidad a cambio de su vida tranquila y segura». La melonada no acaba ahí. No se lo pierdan: «Si Haidar viviera en su portal harían causa común con el déspota de turno y le pedirían que se fuera a otro lado con sus derechos, que no inquietase con su presencia la seguridad de sus niños y niñas, tan encantadores y tiernos ellos. Por los hijos cualquier cosa, hasta malbaratar la propia dignidad». ¿Dónde vive Ruiz Soroa?

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