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Visita sorpresa del jefe del Pentágono a Irak tras los atentados

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El secretario de Estado de Defensa de EEUU, Robert Gates, llegó ayer a Irak -procedente de Afganistán- en una visita no anunciada y con el objetivo de reunirse con el Gobierno de Nuri al-Maliki y con los comandantes estadounidenses.

El viaje revela la preocupación generada en la Administración Obama por la serie de atentados que dejaron un centenar largo de muertos en Bagdad y que son un presagio de una campaña que podría teñirse de sangre hasta las elecciones de marzo.

Precisamente, el Pentágono lleva días alertando de que el recrudecimiento de los atentados podría provocar un retraso en los planes de retirara y repliegue estadounidenses.

Obama prometió que las tropas de combate abandonarán Irak escalonadamente para agosto del año próximo como preludio de una retirada general para finales de 2011. Retirada ésta que no no impediría que una parte del actual contingente de 115.000 soldados (entre 30.000 y 50.000) permaneciera en bases permanentes tanto en suelo iraquí como en países fronterizos.

Reivindicación islamista

El Estado Islámico de Irak, un conglomerado de grupos armados islamistas que Washington vincula con la red Al-Qaeda, reivindicó los últimos atentados.

Las autodenominadas «Brigadas del Monoteísmo» asumieron la acción contra lo que describieron como «los bastiones del mal, los nidos de la apostasía y los enemigos del Islam».

El escrito, firmado por el »Ministerio de Información del Estado Islámico de Irak», insiste en que se trata del tercer ataque masivo llevado a cabo por sus muyahidines en los últimos meses contra la capital iraquí.

Los dos atentados anteriores reivindicados por este grupo ocurrieron el 19 de agosto y el 25 de octubre. Más de 250 personas murieron entonces en sendas cadenas de ataques que tuvieron como blanco, al igual que los atentados del martes, varios edificios gubernamentales, entre ellos el Ministerio de Finanzas, que fue atacado el 19 de agosto y, de nuevo, hace dos días en su nueva ubicación.

El Estado Islámico de Irak fue formado en octubre de 2006 por siete grupos guerrilleros que coinciden en una interpretación rigorista del Islam, por supuesto suní.

Al-Maliki pone el ventilador

Un día después de que destituyera al máximo responsable de seguridad de Bagdad, general Abud Qanbar, el primer ministro, Nuri al-Maliki, compareció en el Parlamento y responsabilizó a las formaciones políticas de la inseguridad, exigiendo que los servicios de seguridad queden al margen de partidismos. «Si yo capturara mañana a Osama Bin Laden, algunos partidos vendrían a preguntarme por qué le he arrestado si se trata de un muyahid», ironizó.

Al-Maliki señaló que, tras haber logrado arrebatado el control del país «a los terroristas» entre 2005 y 2008, actualmente Irak viviría un segundo período en el que «prima la infiltración en las fuerzas de seguridad, lo que exige una depuración total».

Inquietud creciente entre los señores de la guerra afganos

Los notables afganos, surgidos las más de las veces de las filas de los llamados «señores de la guerra», no ocultan su inquietud ante el anuncio por parte de Obama de que comenzará a retirar sus tropas a partir de julio de 2011.

El propio presidente de EEUU salió al paso de recientes matizaciones de responsables de su Administración y reiteró su promesa.

«Por qué quiere que los americanos abandonen Afganistán en año y medio. Estoy muy inquieto», reconoce Ghulam Nabi, jefe del distrito de Narang, en el este de Afganistán.

A su lado, el teniente coronel de marines Mark O´Donnell, trata de tranquilizarle asegurando que «nuestro compromiso en Afganistán seguirá durante mucho tiempo». «Eso me tranquiliza», responde Nabi, consciente de que su alineamiento con los ocupantes en esta provincia de Kunar, cerca de la frontera con Pakistán y en la que los insurgentes son muy activos, le costaría la vida en caso de retirada.

Junto a ellos, una treintena de jefes tribales con barbas blancas están reunidos alrededor de un té en una shura, una asamblea local. El oficial marine trata de regalar sus oídos: «A lo largo del año que he pasado aquí, he aprendido que es la tribu la que tiene el poder. La tribu es más fuerte que nosotros y mucho más fuerte que los insurgentes».

«Los insurgentes son como una araña. Si una araña ataca a una hormiga, ésta no puede hacer nada. Pero si ataca al hormiguero, las hormigas se unen para matarla. El hormiguero es la tribu», añade.

Hacia el sur, en el distrito de Khas Kunar, donde un empleado del Departamento de Estado, Julius Johnson, da clases de inglés intercalando lecciones del Corán a 80 niños en «una madrasa americana».

Pero la «conquista de los corazones y los espíritus» de la que alardea el Ejército estadounidense no es más que un espejismo. A bordo de un Mrap, vehículo de transporte blindado mal adaptado para circular por las estrechas pistas afganas, un soldado insulta a los conductores afganos que se le cruzan. «Sal de la carretera de una puta vez, maricón de mierda», le grita a uno que le cierra el camino. Thibauld MALTERRE

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