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Maskarada recuerda a Florence, la peor soprano de la historia

La compañía Maskarada estrena hoy su último montaje, «Souvenir. La peor cantante de la Historia», de Stephen Temperley. Eneritz Artetxe, Mitxel Santamarina y Gorka Mínguez dan vida a esta historia basada en la vida de Florence Foster Jenkins, considerada la peor soprano de la historia.

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La última producción de la compañía vasca Maskarada se estrenará hoy en el Teatro Barakaldo. Es «Souvenir. La peor cantante de la Historia», de Stephen Temperley, un montaje basado en la vida de Florence Foster Jenkins (1868-1944), quien ha pasado a la posteridad con un título no excesivamente agradable: fue, dicen, la peor soprano que ha existido.

El montaje de Maskarada, con traducción de Ana Isabel Morales, está dirigido por Carlos Panera, y el reparto lo constituyen Eneritz Artetxe, Mitxel Santamarina y Gorka Mínguez. Según relata Panera, «Florence Foster Jenkins tenía entusiasmo, mucho, y heredó dinero, suficiente, para financiar su propia carrera operística. Lo que Florence no tenía era talento». Sin embargo, esto no fue una razón para que abandonase su carrera: «Ella estaba más que convencida de sus cualidades y su arte. Tampoco la desanimaron las risas del público en sus recitales, ni la crueldad de los críticos. Confiada de su grandeza, prefirió ignorar la `envidia de sus rivales' y disfrutar del cariño de sus fans, que no eran, ni son, pocos». Varios autores que se han acercado a este personaje real, pero ha sido Temperley quien ha obtenido un «unánime aplauso con su retrato, quizá por una delicada mezcla entre los elementos más cómicos y el mayor de los respetos posibles». La historia está contada desde el desarrollo del conflicto del pianista acompañante consigo mismo. «Ambos personajes nos hablan de un conflicto universal y común a muchos de nosotros: el de los roles sociales. Ella, por su lado, vive su propia ficción del mundo y él, un profesional, traiciona sus propias ilusiones sabiendo que el camino elegido es un auténtico engaño que no le lleva a ninguna parte», describe Panera.

La obra de Temperley ha sido estrenada con éxito en Estados Unidos, donde nació Florence Foster Jenkins, y está siendo representada en varios países.

Éxito, a pesar de todo

Durante treinta años, la clase alta de Manhattan pagó buenas cantidades de dinero para oír a esta mujer robusta masacrar melodías: la diva del alboroto, la condesa de la cacofonía. En sus recitales semiprivados se disfrazaba de su Ángel de la Inspiración con un vestido largo de tul, una diadema y un par de alas. Acompañada de Cosmé McMoon comenzaba su número de apertura, habitualmente el aria «Reina de la Noche», de la «Flauta mágica» de Mozart. En breve, la audiencia quedaba atrapada por una ráfaga de sonidos similares a los que producirían un grupo de gatos callejeros.

A pesar de su falta total de talento, Florence se introdujo en el mundo musical, en parte gracias a que fundó y financió el Verdi Club, dedicado a promover la carrera de los artistas y músicos americanos. Además del club, un surtido número de organizaciones caritativas la tenían en alta estima por los conciertos benéficos que organizaba. Como ella misma financiaba dichos actos, Florence se sentía con la autoridad suficiente de incluir sus actuaciones en ellos. Tras tomar clases de canto hizo su debut en Manhattan. Fue en abril del 1912, poco después del naufragio del Titanic.

Florence grabó nueve arias en cinco discos de 78rpm, que fueron más tarde reeditados en tres CDs: «The Muse Surmounted: Florence Foster Jenkins and Eleven or Her Rivals», «The Glory of the Human Voice» y «Murder on the High C's».

ROLES SOCIALES

«Ambos personajes nos hablan de un conflicto universal y común a muchos de nosotros: los roles sociales», describe Carlos Panera, el director del montaje de Maskarada que se estrena esta noche en el Teatro Barakaldo.

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