Con “Supersalidos” descubrimos que no estábamos ante la típica muestra de comedieta para adolescentes con las hormonas disparadas y que su autor, Greg Mottola, era un tipo que apostaba por un modelo de género inteligente y  en el que todos los personajes compartían importancia e interés.  Ésta su nueva propuesta amplifica las cualidades de Mottola y se convierte en un excelente retrato generacional construido a partir de un grupo de personajes muy bien perfilados y perfectamente reconocibles por el espectador.

«Adventureland» simboliza un sutil y emotivo despertar a la vida visto a través de las peripecias de un chaval que dirá su adiós definitivo a la adolescencia en el transcurso de un verano que amaneció apático y se transformó en mágico. Por ese motivo, quien pretenda ver una comedia desternillante, será mejor que vaya a ver otra película porque «Adventureland» está arraigada en esos inolvidables sinsabores que padecimos-disfrutamos en esa especie de limbo vital que es la adolescencia. Para tal fin, Mottola ha dosificado el humor y da mucha mayor importancia al detalle de estos personajes que se dan cita en un singular microcosmo: el parque de atracciones al que da título este filme tan atípico como interesante. Además, la magnífica ambientación de finales de los 80 consigue que un gran número de espectadores se sientan plenamente identificados con el modelo de la pantalla.

Si bien esta sinfonía de desencantos está orquestada alrededor de su personaje central, encarnado con acierto por Jesse Eisenberg, cada uno de los actores que le acompañan han sabido comprender las singularidades de sus roles respectivos y, por ello, sorprenden el reencuentro con una Kristen Stewart alejada de su rol cursi en la saga «Crepúsculo» y la interpretación que Martin Starr hace del tipo extraño y solitario. Cada uno de ellos da sentido y significado a un grupo humano en el cual tienen cabida los más reconocibles arquetipos: el «raro», el chico que encandila a todas las chicas, la simpática y, por supuesto, aquella que nos robó el corazón por primera vez.