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Crónica | Debate sobre la «identidad Nacional»

En busca de la cohesión perdida a través de la «suerte de ser francés»

El debate sobre la «identidad nacional» prometido por Nicolas Sarkozy durante la campaña presidencial llegó anteayer a Baiona, donde un centenar largo de ciudadanos recordaron los «valores intrínsecos» de la República y se reafirmaron, entre alguna crítica que otra, en la «gran suerte de ser francés».

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Arantxa MANTEROLA

Las numerosas invitaciones enviadas por el prefecto, Philippe Rey, a las fuerzas vivas de Ipar Euskal Herria para participar en el debate no tuvieron reflejo en la asistencia. Como viene siendo la norma en el resto del Estado francés, tampoco en Baiona fue muy nutrida.

Asistido por el subprefecto, Eric Morvan, Rey ejerció de conductor de la reunión y fijó el principal objetivo del debate; a saber, «reflexionar sobre lo que significa ser francés en el contexto actual, en el que, por primera vez, Francia no tiene enemigos externos -al menos, entre los países que la rodean-, donde las fronteras se mitigan por la globalización y en una época en que ha decaído el papel de las grandes instituciones (escuela, sindicatos...)».

Tras un vídeo de unos minutos que suelen visionar quienes acceden a la ciudadanía francesa y que dejó bien claro que «convertirse en francés es un honor que confiere derechos y obligaciones», el profesor Michel Casteigts tomó la palabra para desmenuzar el significado de términos como «identidad», «nacional», «laicidad» o «integración». Subrayó que la «identidad nacional no debe ser un repliegue, sino una apertura».

«Racista y xenófobo»

Un joven fue el primero en requerir la palabra en cuanto el prefecto abrió el debate a la asistencia. A los pocos segundos de empezar su intervención, claramente contraria al debate por su carácter «racista y xenófobo», otros siete jóvenes fueron levantándose entre el público e izaron carteles que indicaban: «Aquí no somos racistas. No estamos en Francia. Estamos en Euskal Herria». La protesta provocó bastante revuelo e hizo incluso que varios participantes abandonaran la sala.

Entre algunos abucheos, pudieron terminar su denuncia de haber «traído el debate al País Vasco» y recordar que «les guste o no, el Estado francés no es una unidad». Antes de finalizar su discurso, recalcaron su determinación de «continuar la lucha por nuestras ideas». «Tenemos que anunciarles una mala noticia: hagan lo que hagan, no nos eliminarán jamás», dijo mientras era empujado junto a sus compañeros hacia la salida por los organizadores, entre gritos de «Independentzia» y «Hau ez da Frantzia».

La encendida intervención de una señora que se declaró «ultrajada» por los propósitos de los jóvenes relajó un poco el ambiente del debate, que, sin embargo, no llegó en ningún momento a enfocarse en ideas o ejes concretos. La exposición del segundo ponente, Pierre Bidart, profesor en la Universidad de Burdeos, sobre lo que significa ser francés hoy en día dispersó la sesión aún más. Aportó ideas como su preferencia por «una nación solidaria en vez de nacionalista», introdujo explicaciones sobre la «interrelación entre el sentimiento de pertenencia, la ciudadanía o la pertenencia nacional», y abundó en la necesidad de «cohesionar Francia y primar la cultura y las leyes francesas».

El sociolingüista y administrador del Instituto Cultural Vasco Erramun Bachoc se centró en las «identidades singulares» en el seno del Estado pero se enmarañó en aspectos muy técnicos de los estudios sociológicos realizados recientemente sobre la percepción de los habitantes respecto a su sentimiento de ser vasco, más vasco que francés, lo contrario o solamente francés. Subrayó, sin embargo, el peligro de «asimilar o marginalizar las culturas» para argumentar a continuación que la integración sería una «estrategia ganadora» para el propio Estado y para las diferentes identidades que conviven en el mismo.

La reivindicación lingüística fue mencionada varias veces en las intervenciones del público, aunque de un modo moderado, pidiendo su presencia simbólica en lugares y administraciones. El prefecto dejó bien claro que «el euskara no está prohibido» pero que no podrá ser cooficial porque ello supondría «ir en contra de la Constitución y también del derecho de los empleados y funcionarios públicos de poder elegir su destino de trabajo en todo el territorio francés».

Altanería francesa

Aunque tímidamente, algun que otro participante se atrevió a lanzar alguna crítica. Hubo quien se declaró «vasco, pero ciudadano francés no muy orgulloso de serlo», en contraposición a otras intervenciones. «Llevo muy mal esa altanería que mostramos dando lecciones por el mundo», manifestó.

El lunes, el prefecto cumplió el trámite de un debate que no ha calado en la población, y que ha sido criticado por diferentes tendencias, desde Batasuna hasta el declarado republicano y alcalde socialista de Angelu Jean Espilondo. La escasa implicación y la controversia generada evidencian, entre otras cosas, que el objetivo de Sarkozy era atraer al electorado más de derechas. Pero no parece que vaya a conseguir un «Cocorico» muy cohesionado.

 

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