Análisis | Unión Europea
Zapatero arranca con mal pie
El ataque a la página web creada por el Gobierno español para su presidencia del Consejo de la Unión Europea ha empeorado aún más si cabe la imagen española entre sus socios comunitarios. Uno o más intrusos colgaron una imagen del popular personaje humorístico Mr. Bean en la página web de la presidencia semestral española, lo que la mantuvo inactiva durante toda la jornada. Uno más de los malos presagios con los que ha arrancado la rotación española en la presidencia de los consejos de la Unión.
Josu JUARISTI
El Gobierno español entró el 1 de enero en la rotación de las presidencias de las formaciones del Consejo de la UE, y lo ha hecho con mal pie: con su página web saboteada, con una imagen nefasta en el exterior y con su vicepresidenta económica criticada en Alemania. Zapatero trata de mejorar su imagen firmando artículos con Van Rompuy y convocando a los «sabios».
A la presidencia rotatoria española del Consejo de Ministros de la Unión Europea le crecen los enanos. Ayer, un hacker logró burlar el sistema de seguridad de la página web creada expresamente para el semestre de presidencia (http://www.eu2010.es/) y colgó una foto del popular personaje de humor Mr. Bean, usado a menudo para caricaturizar a Zapatero. La página web seguía anoche inoperativa. Un mal inicio para una presidencia cargada de malos presagios, por mucho que el jefe del Gobierno español tratara de escenificar un arranque potente con un artículo publicado el domingo en la prensa europea y firmado conjuntamente con su principal competidor en la arquitectura institucional pactada en Lisboa, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy (en la imagen, junto a estas líneas).
El artículo, una reflexión sobre los retos de la Unión, es una mezcla de deseos y tópicos habituales sobre el modelo y valores europeos con un buen número de medias verdades. Por ejemplo, cuando afirman que lanzarán el Servicio Europeo de Acción Exterior y que pondrán en marcha la Iniciativa Legislativa Popular europea. Porque lo cierto es que ni uno ni otro se pondrán en marcha durante este semestre, ni tan siquiera durante este 2010. Van Rompuy y Rodríguez Zapatero se pasan también de frenada cuando pretenden hacer creer, con no poco barroquismo y cierta redundancia, que la Unión Europea juega un papel de «liderazgo en un mundo multipolar abocado a ser multilateral».
Pero conviene tomar el artículo como lo que realmente es: pura fachada y escenificación. Y es que ni tan siquiera saben aún cómo se van a repartir funciones y responsabilidades. La arquitectura institucional que emana del Tratado de Lisboa (que sólo ha entrado parcialmente en vigor) debe ser consolidada y, sobre todo, aclarada en muchos de sus extremos, incluida la relación de poder y competencias entre el presidente del Consejo Europeo y los gobiernos que asuman la rotación de las presidencias de las formaciones del Consejo.
De momento, lo que sabemos es que Herman Van Rompuy presidirá todas las reuniones de jefes de Estado y de Gobierno, representará externamente a la UE en las cumbres y dará el impuso político a los consejos europeos; Catherine Ashton, la Alta Representante para la Política Exterior, presidirá las también mediáticas cumbres de los ministros de Exteriores comunitarios; y, en cuanto a las reuniones de la eurozona, la figura clave será el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, y no la ministra de Economía y vicepresidenta española, Elena Salgado.
A Zapatero y compañía les queda controlar y gestionar la agenda diaria de la Unión (grupos de trabajo, comités...) y preparar y presidir (junto con las dos presidencias semestrales siguientes) las restantes reuniones ministeriales europeas. Desde este punto de vista, quizás lo más relevante sea que al menos podrán presidir las reuniones semanales de los embajadores permanentes de los estados ante la Unión Europea. Es ahí donde se adoptan los principales compromisos políticos pero, para desgracia de Madrid, su impacto mediático es nulo.
En cualquier caso, como se ha visto con el artículo firmado conjuntamente con Van Rompuy, tampoco Rodríguez Zapatero escapará a la tentación de vender ante su opinión pública que está «coliderando» la Unión Europea, algo que, desde luego, no es cierto.
Una de las claves del arranque de esta depreciada presidencia española de las formaciones del Consejo es cómo es percibida por el resto de los socios. Y ahí el Gobierno español sale realmente malparado. De Berlín a Londres, pasando por París, España es un socio abrumado por la crisis económica y número uno en desempleo y en escándalos de corrupción. Tan negativa es esta percepción que la única luz de esperanza para el Gobierno español en el ámbito europeo es, precisamente, cumplir con buena nota en la presidencia semestral.
Madrid sigue pagando los platos rotos del ladrillo y la burbuja inmobiliaria, y los datos del paro refuerzan la desconfianza hacia la capacidad del Gobierno del PSOE de aportar algo positivo en la gestión de la presidencia del Consejo de la UE, aunque sea una presidencia reducida y más discreta de lo habitual.
Poco o nada ayuda en esa percepción lo que el influyente semanario alemán «Die Zeit» reflejó en su último número de 2009. Una página entera dedicada a Elena Salgado, ministra de Economía y vicepresidenta del Gobierno de Zapatero. En un momento del artículo, firmado por Karin Finkenzeller, «Die Zeit» muestra su extrañeza porque, la víspera de la entrevista, un portavoz de la ministra española llamara a la redacción del semanario para pedirles que no hicieran preguntas sobre la economía española. Ante lo cual, Karin Finkenzeller, con una lógica aplastante, se preguntaba sobre qué se suponía que debía preguntar a la ministra de Economía de un Estado si no era sobre su economía. ¿Qué confianza infunde a los ciudadanos europeos una ministra de un Estado miembro incapaz de responder sobre su propia actuación?
Tampoco ayuda mucho a Zapatero que el uso del acrónimo peyorativo PIGS comience a extenderse. El acrónimo (en inglés, Portugal, Irlanda, Grecia y España) se refiere al grupo de estados de la zona euro más inflacionistas y con una situación fiscal más comprometida. El término es sin duda peyorativo, puesto que en inglés pig significa cerdo, pero tras el chiste fácil subyace una amenaza que algunos consideran probable sobre el futuro de estos cuatro estados en la zona euro. A primeros de mes, varios bancos daban por hecho que Grecia e Irlanda tendrán que abandonar la zona euro en 2010 si no son objeto de una intervención de urgencia por parte del resto de los miembros de la Unión Europea. Y Crédit Suisse, por su parte, destacaba «la vulnerabilidad» de la economía española. Curiosamente, estos estados son los que en su día se denominaron «Los cuatro de la cohesión», los que más dinero han recibido de las arcas comunitarias, y los grandes contribuyentes de la Unión Europea están hartos de ver cómo su dinero es dilapidado o mal utilizado.
Y lo peor para el Ejecutivo del PSOE no es el acrónimo, sino quién lo está utilizando: entre otros, el todopoderoso «Financial Times».
En un intento por mantener la iniciativa, Zapatero ha invitado hoy a su oficina a varias personalidades europeas para abordar el semestre europeo y buscar ideas para un gobierno económico de la Unión Europea, según afirmaba en su edición del domingo el diario «El País». Se trataría de Jacques Delors, ex presidente de la Comisión Europea y probablemente el político vivo con mejor cartel en asuntos comunitarios, y de Felipe González, que actualmente encabeza el opaco Grupo de Reflexión sobre el Futuro de la UE. Asistirían también el ex vicepresidente y ministro español de Economía Pedro Solbes y Elena Salgado. Un sanedrín que tiene también mucho de operación de imagen.
Curiosamente, el grupo que preside Felipe González debe presentar su primer informe a más tardar en el Consejo Europeo de junio. De momento poco o nada ha trascendido de los trabajos de este Grupo de Reflexión sobre el Futuro de la UE, como refleja su estancada página web (http://www.reflectiongroup.eu/). Las reuniones tienen lugar de forma periódica en Bruselas. Sí sabemos que hablan, y mucho, sobre todo González, pero con una falta de concreción que se ha convertido ya en una costumbre en él. Si sus intervenciones ante el resto de miembros del Grupo (Vaira Vike-Freiberga, Jorma Ollila, Lykke Friis, Rem Koolhaas, Richard Lambert, Mario Monti, Rainer Münz, Kalypso Nicolaïdis, Nicole Notat, Wolfgang Schuster y Lech Walesa) son un reflejo siquiera aproximado de lo que pueden dar de sí estos «sabios», la UE no podrá esperar gran cosa del primer informe.
El pobre Zapatero ni tan siquiera podrá recibir a la Comisión Europea en pleno en la tradicional reunión de trabajo que inaugura el semestre de la presidencia de turno comunitaria, ya que esta institución comunitaria trabaja todavía en funciones hasta que el pleno del Parlamento Europeo dé su visto bueno al nuevo colegio de comisarios de Durao Barroso.
En ausencia de logros mayores, lo que sí cabe esperar de la presidencia española es que insista en sus ya conocidas obsesiones policiales y judiciales. «El País» afirmaba la pasada semana que el Ministerio de Interior español «va a dar el empujón definitivo a la creación del Comité Europeo de Centros Nacionales de Coordinación Antiterrorista». Su principal objetivo sería «el intercambio directo de información, de forma bilateral o multilateral, de carácter estratégico que afecte a la amenaza terrorista». A la iniciativa se habrían sumado ya Bélgica, Holanda, Francia, Gran Bretaña, Dinamarca, Alemania, Italia y Portugal, que celebrarían los próximos días 21 y 22 de enero una reunión en Madrid. Nada nuevo bajo el sol.