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La diócesis guipuzcoana es una olla a presión tras el desembarco español para arropar a Munilla

El nombramiento de Munilla se vivió intensamente dentro y fuera del templo. En el interior el gran despliegue de miembros del PP, así como la «afable» cara con la que se quiso presentar el nuevo obispo fueron las notas destacables. En el exterior, la calma se vio interrumpida por la violencia mostrada por varios de sus seguidores que, pese a dejar las banderas españolas en casa, lanzaron mensajes «homófobos y fascistas».

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Oihane LARRETXEA- Maider EIZMENDI

Autoridades eclesiásticas provenientes de numerosas diócesis del Estado español, así como de la de Bilbo, Iruñea, Gasteiz o Baiona, además de representantes del Ayuntamiento de Donostia y Zumarraga, el Parlamento de Gasteiz y, sobre todo, autoridades políticas y eclesiásticas de Palencia, presidieron ayer el acto de nombramiento del nuevo obispo de Donostia, José Ignacio Munilla.

La ceremonia, que duró más de dos horas, dio comienzo a las doce del mediodía, pero una hora antes el ir y venir de autobuses ya era notable en los aledaños de la catedral del Buen Pastor. Y es que, a pesar de la desapacible meteorología, tan sólo desde Palencia se transladaron tres autobuses y un microbús.

Entre los asistentes a la ceremonia, fue notable la presencia de miembros del Partido Popular. Destacaba, por ejemplo, la Presidenta del Parlamento de Gasteiz, Arantza Quiroga, los concejales del Ayuntamiento de Donostia José Luis Arrúe, Carlos Sancho y Maria José Usandizaga, el secretario general del PP en la CAV, Carmelo Barrio, o la ex presidenta del PP en la CAV María San Gil.

Entre los ausentes, el presidente de la Conferencia Episcopal española, Antonio María Rouco Varela, el mismo que propuso a Munilla ante el Consejo de Estado Vaticano. Sí acudió otra de las caras visibles de esta institución, el secretario de la Conferencia, Juan Antonio Martínez Camino.

La incertidumbre radicaba en si los parrócos y diocesanos guipuzcoanos acudirían al acto del Buen Pastor, después de que la mayoría se adhiriera al comunicado en el que se mostró malestar por el nombramiento de Munilla. Sin embargo, tal y como confirmaron desde la agencia contratada para atender a los medios, al acto de ayer, sí acudió la mayoría.

El inicio de la ceremonia estuvo protagonizado por el nuncio del Vaticano, Renzo Fratini, que fue el encargado de entregar los símbolos de su cargo, el báculo y la mitra, a Munilla. Tras el nombramiento, los fieles que abarrotaban el templo aplaudieron durante varios minutos al obispo, al que no se sumaron varios párrocos y diocesanos.

El obispo saliente, Juan María Uriarte, se dirigió a Munilla para dedicarle un «saludo fraternal» y asegurarle que no le faltará su «cercanía« y, «en la medida que lo estime necesario, su consejo y parecer». Durante su homilía, Munilla evitó pronunciarse sobre la polvareda que ha levantado su nombramiento en la diócesis guipuzcoana, pero sí se refirió «al factor mediático influyente que en nuestros días contribuye fácilmente a construir castillos en el aire» o «a juzgar como demonios a quienes simplemente comparten nuestra misma sintonía pecadora». De la labor a realizar, apuntó: «Caminaremos juntos, creciendo en comunión entre nosotros, en plena apertura y obediencia a las orientaciones de nuestro querido Papa, Benedicto XVI».

Lemas de ultraderecha

Munilla intentó mostrar una cara afable e incluso intercaló durante su homilía un «relato gracioso y enjundioso» que nada tenía que ver con el clima de tensión que se vivía fuera de la catedral. Y es que, ante la llegada del nuevo obispo, incluso una librería cercana retiró de su escaparate los ejemplares del libro de José Antonio Pagola, «Jesús. Aproximación histórica», «por miedo», tal y como denunció una vecina.

Munilla había advertido a sus fieles de que se abstuvieran de portar banderas españolas. Sin embargo, con o sin banderas, varios jóvenes no dudaron en increpar a los participantes en la concentración convocada por la coordinadora Trans-MarikaBolloFeminista en la que, bajo el lema «Vuestro cielo, nuestro infierno», denunciaron «la actitud homófoba y ultraderechista» del nuevo obispo. Según criticaron, «la posición que ha mostrado públicamente Munilla hacia las personas homosexuales o transexuales es muy preocupante».

Pese a que la Ertzaintza tan sólo les permitió apostarse a un lado de la catedral, la movilización en la que no faltó el buen humor y la ironía, no pasó desapercibida y hubo quien, antes de entrar en la ceremonia, se acercó gritando «Viva Cristo Rey», o se dirigió a la Ertzantza para pedir «¡que carguen ya!». Pero a pesar de los repeditos lemas ultraderechistas, ayer la Ertzaintza no cargó. Los momentos más tensos se vivieron cuando seis jóvenes se dirigieron a los concentrados insultando y de manera muy agresiva, momento en el que la Policía autonómica intervino y les alejó del lugar.

Mientras tanto se seguían oyendo gritos en contra de los concentrados. «Desde luego no tenéis ni cura ni solución», les espetó otra mujer que se dirigía al interior.

Algunos fieles calificaron de «esperanzador el cambio» que traerá consigo Munilla. «Para mí es muy positivo, la jerarquía eclesiástica que hemos tenido en los últimos años ha sido muy nacionalista», señalaron.

Entre las anécdotas del acto, las incesantes interferencias que se colaron en la megafonía del templo, lo que hicieron que las primeras palabras del nuevo obispo se cruzasen con otras voces, carraspeos e incluso con el eslogan de un cuña publicitaria.

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