En el curso de la primera rueda de prensa en que el Sr. Zapatero intervino como presidente semestral de la Unión Europea se produjo la frase «insólita», como dice con cierta habitualidad el ocupante de la Moncloa: «España está a punto de salir de la crisis, si no lo ha hecho ya». La pregunta parece inmediata ante la afirmación presidencial: ¿Cómo funciona España? Si atendemos a la frase en su sentido más evidente España funciona por su cuenta, como un ente inteligente, como un ser por si mismo. Puede hacer cosas humanas y proceder como un animal racional cualquiera. Su independencia para proceder es, además, de tal calibre que ese proceder reviste una evidente capacidad de maniobra, incluído el secreto. El Sr. Zapatero nos advierte de tal realidad al subrayar que España no sólo es capaz de salir de la crisis sino que posiblemente «lo haya hecho» ya. Posiblemente. El Sr. Zapatero no quiere arriesgarse acerca de la acción de España en este sentido. El respeto del presidente del Gobierno acerca de lo que España decida es terminante. Es más, en Madrid no se sabe si España está a punto de salir de la crisis o lo ha hecho ya por su cuenta. España es capaz de cualquier cosa y hay que respetar sus decisiones. Siguiendo este proceso tan autonómico y discreto de comportamiento posiblemente en España no haya cuatro millones de parados sino incluso más, si se cuentan los que han renunciado a buscar empleo mediante el INEM, los que debutan cada día en la búsqueda o los que están amortizados en los cursos de formación. Eso solamente lo sabe España. Visto así el asunto el Gobierno español es un espectador del país, al que ha dejado por imposible. De ahí debe arrancar, creo, la determinación del Sr. Zapatero de dedicarse a las cuestiones internacionales, mucho más dominables, y abandonar los problemas domésticos. España es ingobernable.