Unas 450 personas participaroon ayer, en Larresoro, en la cita anual de Elkartasun Eguna para «denunciar la represión, arropar a presos y refugiados y a sus familias y para recordar a los fallecidos». El acto que siguió a la comida tuvo dos ejes centrales. Por un lado, a través de un montaje audiovisual, se recordó a los militantes desaparecidos, en particular este año: el baztandarra Kepa Arizmendi y el donostiarra Jon Anza, cuyos rostros aparecían a ambos lados del escenario.

Un aurresku en su memoria y los bertsos de un joven dedicado a presos y refugiados dieron paso al segundo de los montajes, en el que se repasaron la larga lista de hechos represivos del año, así como las principales respuestas populares a los mismos, que reflejaron claramente el mensaje trasladado por Askatauna, que «la solidaridad es la mejor arma contra los ataques represivos».

Las imágenes hicieron especial hincapié en la lucha que lleva a cabo en estos momentos el Colectivo de Presas y Presos Políticos Vascos (EPPK), cuyas reivindicaciones fueron expuestos en la intervención posterior de Anaiz Funosas.

«Urgencia absoluta»

La portavoz del organismo antirrepresivo detalló la «situación de urgencia absoluta que padecen los presos», incidiendo en los presos con graves enfermedades, en los que aún habiendo cumplido la condena o poder acceder a la libertad condicional siguen encarcelados, en los que sufren la «tortura blanca» del aislamiento.

Funosas destacó que, «además, las reivindicaciones del colectivo tienen por objeto la resolución política del conflicto». «Es por ello que exigen el reconocimiento de su estatus político porque con ello se evidencia que el conflicto también lo es y que ellos son reflejo y consecuencia del mismo», añadió.

Para Askatasuna, la aceptación de ese estatus es el primer paso para alcanzar la amnistía entendida «no como una apertura de las puertas de las cárceles, sino como la desaparición de las razones que llevaron a llenarlas, lo que conducirá al reconocimiento del derecho de autodeterminación».

Después de recalcar que «es una lucha que nos incumbe a todos porque sus derechos son también los nuestros y porque la negación de nuestro pueblo también nos concierne», explicó que «si nos golpean tan fuerte es porque temen el camino que estamos construyendo; temen la solidaridad, la dignidad, el cariño, la sed de justicia que de ambos lados de las rejas nos dan una fuerza enorme. Son nuestras armas más importantes y ninguna ley podrá hacerlas desaparecer».

La portavoz de Askatasuna apeló a «no caer en la trampa que nos tienden, la de la división, la renuncia y el desánimo», y reiteró el llamamiento a «la movilización» a los militantes, agentes sociales, electos y a la sociedad vasca en general.