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Una Proyección Global para difundir la realidad de Gaza y pedir responsabilidades

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A. ARRUTI | BILBO

Coincidiendo con el primer aniversario del fin de los ataques de Israel, en Gaza en la llamada Operación Plomo Fundido, colectivos de varios países se sumaron ayer a la Global Screening (Proyección Global) del documental «To Shoot an Elephant». La iniciativa promovida por sus realizadores, Alberto Arce y Mohammad Rujailah, y el colectivo Eguzki Bideoak, coproductor del documental, recibió la respuesta del público que acudió a los distintos recintos como es el caso de Kafe Antzokia de Bilbo. «Que no haya más elefantes tiroteados» fue el deseo manifestado por los asistentes.

El documental deja en evidencia la crueldad con la que el Estado sionista atacó durante aquellas interminables jornadas al pueblo palestino. Cómo niños de tres, siete, once años llegan a los hospitales en carretas tiradas por burros y mueren en los brazos de sus padres, o cómo el constante zumbido de aviones y helicópteros se funde con el incesante goteo de las bombas, convirtiéndose en extremecedora banda sonora del documental.

El documentalista y activista Arce llegó a Gaza dos días antes de que se iniciaran los ataques y con la ayuda del palestino Rujailah, muestra de primera mano todo lo que los medios de comunicación no pudieron -o no quisieron- mostrar. Al tener prohibida la entrada los periodistas extranjeros, Arce se integra con los palestinos y realiza un seguimiento, sobre todo, a los trabajos de los servicios de emergencia de la Media Luna Roja. Médicos y voluntarios arriesgan su vida para intentar atender a los heridos, pero las fuerzas israelíes se lo impiden una y otra vez.

Prueba de ello son los tres bombardeos que sufre el hospital en el que creen estar a salvo y el edificio contiguo en el que almacenan los medicamentos, o los disparos que sufren dos médicos cuando salen de la ambulancia para atender a una persona herida.

Responsabilidades

La impotencia es la sensación generalizada entre los palestinos que huyen de sus casas, pero que no se sienten seguros ni en hospitales ni en escuelas. Las calles están tomadas por tanques, incluso por francotiradores que no dudan en disparar a niños o a los servicios de emergencia.

En la cinta se ve claramente cómo los israelíes queman utilizando fósforo un almacén perteneciente a las Naciones Unidas repleto de alimentos. Y la pregunta de los palestinos es clara: ¿Quién es el responsable? ¿Por qué las Naciones Unidas permiten hacer lo que quiere a Israel?

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