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Catástrofe en Haití

Washington consolida su autoridad en Haití pese a las críticas

EEUU sigue imponiendo su ley en Haití. Además de patrullar las calles de Puerto Príncipe, el Ejército ha ordenado a los periodistas extranjeros que desalojen el aeropuerto capitalino, según denunciaron los propios afectados. Por su parte, Médicos sin Fronteras calificó de «crimen» la gestión de esta instalación por parte de soldados estadounidenses, que están desviando a República Dominicana los vuelos con ayuda humanitaria, lo que «está causando muertes».

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GARA | PUERTO PRÍNCIPE

El Ejército de Estados Unidos sigue imponiendo su ley en Haití, pese a las críticas de organizaciones no gubernamentales y de países como el Estado francés, Venezuela y Bolivia.

El director de Comunicación de Médicos sin Fronteras (MSF) en el Estado español, Jaume Codina, calificó de «crimen» la gestión del aeropuerto de Puerto Príncipe por parte de soldados estadounidenses, que han estado desviando a la República Dominicana vuelos con ayuda humanitaria. Advirtió que estos retrasos en el reparto «están causando muertes».

Uno de esos aviones desviados transportaba material médico y equipos de diálisis para atender a las numerosas víctimas que sufren síndrome de aplastamiento. Codina explicó que los médicos de su organización están realizando amputaciones en diez quirófanos, uno de ellos instalado en un contenedor, y comparó la situación que se vive en el país con la de la Primera Guerra Mundial.

«No hay fluidez, el aeropuerto es un cuello de botella logístico y querríamos saber cuáles son las prioridades que se han dado al Ejército de EEUU. La gestión que están llevando a cabo no es de coordinación, sino de ordeno y mando», remarcó.

En ese contexto situó la orden dada a los periodistas extranjeros de desalojar el campamento que las agencias humanitarias han instalado en el aeropuerto.

Según informaron los afectados, entre ellos periodistas de varios medios de comunicación españoles, el miércoles por la tarde les dieron «dos horas» para dejar el lugar sin darles explicaciones. «Han llegado tres miembros de la Armada estadounidense, que, de forma poco protocolaria, nos han invitado a abandonar el aeropuerto en dos horas y han dicho que a partir de las 20:00 -este plazo fue ampliado hasta las 8.00 de ayer- no puede quedar ningún periodista, no sólo español, y que a partir de ahora el control será férreo», explicó el enviado especial de Punto Radio, Miguel Ondarreta, en el programa De Costa a Costa de esta emisora.

La agencia de noticias mexicana Notimex resaltó que el Ejército ha extremado las medidas de seguridad, que incluyen «el desalojo de los medios y de los grupos de apoyo que se encuentran acampados en esta terminal aérea».

El rotativo «La Crónica de Hoy» añadió que los periodistas estaban a la espera de que algunos gobiernos que han mandado grupos de rescate y ayuda traten esta cuestión con el primer ministro, Jean Max Bellerive, así como con el embajador de EEUU en Haití, Ken Merten.

Para mitigar el creciente malestar, el general Douglas Fraser, jefe del Comando Sur, anunció la apertura de cuatro aeropuertos, entre ellos, el de Puerto Príncipe, el de Jacmel, en el sur, y los de San Isidro y de Barahoma, al otro lado de la frontera.

Por su parte, el servicio de Guardacostas de EEUU informó de la reapertura del puerto de la capital para la llegada limitada de cargamentos de ayuda.

Otra muestra del control militar de EEUU es el próximo envío de 4.000 soldados. Con éstos ya serán 15.000 los efectivos estadounidenses desplegados, entre los que se incluye una unidad de élite de 2.000 marines y 3.500 soldados de la 82 División Aerotransportada, la misma que participó en las invasiones de República Dominicana, Granada y Panamá. El miércoles, soldados de esta división fuertemente armados patrullaron a pie las zonas comerciales del centro para evitar posibles saqueos. Asimismo, instaron a los miembros de la ONU a no salir a las calles de la capital.

A este contingente se suman el portaaviones nuclear Carl Vinson, tres buques de desembarco anfibio, dos navíos lanzamisiles, barcos y helicópteros de la Guardia Costera.

La secretaria de Estado, Hillary Clinton, y su portavoz, Philip Crowley, dejaron claro desde un principio que su intención es quedarse «a largo plazo».

Para el experto en geoestrategia Michell Chossudovsky, esta «renovada presencia militar» persigue establecer «un punto de apoyo» en Haití frente a Venezuela y Cuba, que, durante 11 años, ha mantenido una brigada médica en el país. En las universidades cubanas, además, se han formado 548 médicos haitianos. Mientras, Venezuela, basándose en los principios de solidaridad del ALBA, suministra petróleo en condiciones muy favorables a través de Petrocaribe.

En opinión del analista Ángel Guerra Cabrera, de «La Jornada», «las viejas potencias coloniales y EEUU le están haciendo pagar la osadía de su gran revolución social, la primera antiesclavista triunfante en la historia, precursora de la independencia de América Latina. Al igual que en Honduras, Washington busca yugular acciones como las de Cuba y Venezuela que permitan a sus habitantes ponerse de pie por sí mismos».

Por otra parte, el jefe de la misión de la ONU, Edmond Mulet, reconoció que están «desbordados» por la catástrofe y descartó cualquier tensión con Washington por el control de la situación. Afirmó que la presencia estadounidense es «temporal», que su «aportación es honesta» y que no ya será necesaria «en unas semanas, cuando las estructuras de la ayuda humanitaria se restablezcan y la seguridad haya vuelto».

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