La crisis obliga a redoblar las llamadas para adoptar animales
«Chulo» busca un hogar. Todavía no lo ha encontrado, pero al menos, Iker, Begoña y Marta lo han apadrinado y corren con sus gastos mientras le llegue su esperada adopción. Es otra de las opciones que propone la Protectora SOS Bilbao, que ayer volvió a salir a la calle para invitar a colaborar con el cuidado de las decenas de animales que esperan una ayuda.
Joseba VIVANCO |
«Buuffff....», contesta Nagore Calvo a la pregunta de cuántos animales tienen en «lista de espera». «Habría que mirarlo, pero más de un centenar de perros y otros tantos de gatos», calcula. Ayer se pasó buena parte del sábado en el rastrillo informativo que, durante toda la jornada, la Protectora SOS Bilbao atendió en el parque de Santurtzi. Al año, suelen organizar unos cinco, pero este primero de 2010 apremiaba como ninguno: se buscan adoptantes ante el creciente número de animales abandonados.
La crisis económica está haciendo también mella en el acogimiento y adopción de animales, en un momento en el que igualmente se está notando un aumento en el abandono de los mismos. «Está afectando un montón -resume-. Ahora mismo la gente no se plantea adoptar, por ejemplo, un perro porque ello conlleva unos gastos. Y a ello se suma que se abandonan más». Hasta no hace mucho, un cachorro podía pasar uno, dos o a lo sumo tres meses en acogimiento hasta llegar a su hogar definitivo; hoy, son tres y cuatro meses. «Se nota mucho», concluye.
Plazos que se estiran y que van en detrimento de los propios animales, pero también de las familias acogedoras, que los cuidan hasta que alguien quiera adoptarlos. En esos casos, el mantenimiento y cuidado corre por cuenta de la Protectora, por eso son momentos en que el desembolso económico está siendo mayor y de ahí la necesidad de este tipo de aportaciones, como la del rastrillo. En él se venden objetos a buen precio, además de facilitar información sobre las formas de colaborar.
Esa ayuda se puede hacer a través de las diferentes opciones existentes, como el citado acogimiento temporal, pero también el apadrinamiento para los que no pueden tener animales, pero quieren contribuir a costear los gastos veterinarios; o el voluntariado en todo tipo de actividades de sensibilización, cuidado de animales in situ o la «ciber-colaboración» con la difusión de casos y sensibilización vía correo electrónico. Su web, www. sosbilbao.org.
«De la que sale una, entran cuatro». Nagore reconoce que se ven desbordados por el número de animales que aguardan un nuevo hogar. Sólo hay que echar un vistazo a su página web o a la del Ayuntamiento bilbaino, que ha incluido también sus fotos. ``Pintxo'' es uno de los casos urgentes. Es un «lindo gatito» que dejó la perrera en noviembre. «Está precioso. Es un trasto», contaba su familia de acogida apenas diez días después. Hoy, leemos: «Los pasatiempos favoritos de este grandullón son comer, curiosear, jugar, los mimos y, si le sobra tiempo, curiosear otro poquito más». Pero sigue necesitando ser adoptado.
Una fórmula de ayudar son las adopciones; otra, las aportaciones económicas. Por ejemplo, ``Duke'', un perro encontrado con el fémur fracturado por cinco sitios y un hemotórax, necesita una segunda intervención y cuesta 300 euros. Ya se sometió a otra con anterioridad, que costó unos 700 euros. Gastos que se sufragan gracias a la colaboración desinteresada.
Perros y gatos, indistintamente, se acumulan en la agenda de sociedades protectoras de animales como ésta vizcaina, aunque en estas fechas los que más preocupan son estos últimos. «Empezará en breve la época de celo y pronto tendremos un montón de camadas por la calle», augura la voluntaria de esta asociación que desde hace seis años se encarga de atender a los animales que llegan a la perrera municipal de Basurto, en Bilbo -recientemente trasladada a Artxanda-, y también a la de Santurtzi.
El año pasado recogieron más de 700 animales. De entre los canes, en torno al 65% suelen ser adoptados y de ellos casi la mitad lo son por familias principalmente alemanas y suizas; el resto de perros, mayoritariamente son devueltos a sus dueños al haberse extraviado y en torno a un 2% es sacrificado.
Hemos dejado atrás las fechas navideñas y uno de los regalos elegidos habrán sido los animales, perros, gatos u otros, como los tan de moda roedores. Desde las sociedades protectoras de animales se insiste una y otra vez en que no son juguetes y que hay que ser muy consciente de lo que se lleva a casa. «Siento ser tan sincera, pero creo que seguimos sin mentalizarnos de ello. Cuesta mucho hacer ver a la gente que un animal no es un juguete», lamenta esta voluntaria. A su juicio, son muy pocas las personas que son conscientes realmente de lo que supone tener un animal en casa. «Porque lamentablemente tenemos los dos extremos, quienes se piensan que un animal es un juguete y quienes se piensan que es un niño», explica.
Para quienes realmente están interesados, acudir a una de estas protectoras de animales puede ser una buena solución. Gatos como ``Leopold'', como ``Oslo'' o ``Jumpy'', perros como ``Greta'', ``Nico'' o ``Zazpi'', están esperando irse a casa. Y no sólo canes o gatos. Si uno busca en la web de SOS Bilbao, encuentra a ``Garci'', una conejita recogida en abril del año pasado y salvada de unos niños que la lanzaban piedras y palos. J.V.