La ministra de Comunicación, Marie Laurence Lassec, pronosticó que «desgraciadamente, es probable que antes de mañana aparezcan 150.000 cadáveres».

El viernes, el Ministerio de Interior cifró en 111.499 el número de fallecidos en el terremoto del día 12 y en 193.891 el de los heridos. Añadió que 55.000 familias resultaron afectadas y que 609.621 personas perdieron sus bienes. «Nos hacen falta tiendas para alojar a toda esta gente» y así clausurar los cerca de 500 campamentos instalados de forma improvisada en plazas y jardines de todo el país y que carecen de las más elementales condiciones higiénicas.

En contra de lo difundido ayer por la ONU, Lassec aseguró que el Gobierno no ha dado por finalizadas las labores de rescate y subrayó que equipos haitianos, mexicanos y dominicanos seguían trabajando en la búsqueda de supervivientes. De hecho, ayer fue hallado con vida un hombre que quedó sepultado entre los escombros.

Once días después del seísmo, sin embargo, el riesgo de fuertes réplicas sigue siendo elevado. El Instituto Geológico de EEUU evaluó en un 25% la probabilidad de que durante los próximos 30 días ocurran movimientos de intensidad 6 en la escala de Ritcher. Por ello, muchos haitianos han emprendido la huida, principalmente de la capital, hacia zonas más seguras.

«El número de los que abandonan Puerto Príncipe aumenta cada día», indicó una fuente de la ONU. Precisó que más de 130.000 personas han aprovechado el ofrecimiento del Gobierno de transporte gratuito hacia otras ciudades. No obstante, el cómputo global de los que parten por sus propios medios sigue siendo indeterminado. El Ejecutivo prevé instalar en todo el país decenas de «pueblos» que puedan albergar cada uno a 10.000 refugiados.

Según una estimación de la Organización de la ONU para la Alimentación y Agricultura (FAO), el éxodo podría implicar hasta un millón de personas y convertirse en una carga adicional par las regiones rurales desfavorecidas que serán los lugares de destino. Las agencias humanitarias instaladas en Haití antes del terremoto constataron la llegada de esas poblaciones con numerosos heridos, en el centro y oeste del país.

Mientras, en el centro de Puerto Príncipe, los habitantes quemaban cadáveres que aún no habían sido recogidos por ningún organismo. Frente a las ruinas de un enorme edificio que integraba una escuela, una iglesia y un colegio técnico, se podían distinguir tres esqueletos carbonizados sobre un montón de basura y, como mínimo, otros tres dentro del solar.

Pese a este desolador panorama, la ciudad intentaba recuperar cierta «normalidad». Desde el viernes, el puerto, bajo control de las tropas estadounidenses, está «parcialmente operativo», al igual que el 30% de las gasolineras. «La mayor parte de los supermercados abrirá la próxima semana», indicó Vincenzo Pugliese, portavoz para las operaciones de rescate de la ONU.

Los bancos lo hicieron ayer. El presidente de la Asociación de la Banca Privada, Maxime Charles, explicó que 42 agencias bancarias, vigiladas por personal de la misión de la ONU, estuvieron operativas. Las que no pudieron hacerlo fue debido a los importantes daños sufridos en sus infraestructuras En cada punto donde había una sucursal eran visibles enormes colas de ciudadanos ansiosos por retirar dinero en efectivo, con un límite de 2.500 dólares estadounidenses.

Las oficinas de envío de dinero y transferencias, en funcionamiento desde el pasado jueves, también registraron una gran afluencia de clientes.