El origen de todos los males
«La cinta blanca»
Mikel INSAUSTI I
Por extraño que resulte Haneke admite la existencia de la inocencia, aunque lo haga en sentido retrospectivo, y nos presenta a una pareja tan virginal como la del maestro, que es además el narrador del relato, y su prometida. Sí, ya sé que el pastor protestante, el materialista médico o los decadentes terratenientes podrían haberse escapado del más angustioso drama existencial de Bergman. No obstante, desde el punto de vista estético del blanco y negro la luz domina sobre las sombras en consonancia con el propio título de la película. Esta vez lo oscuro ha sido sólo sugerido, dada su naturaleza premonitoria de historia de clima prebélico. «La cinta blanca» puede ser vista como una «precuela» de las reflexiones fílmicas de este militante de la violencia nihilista, como su «érase una vez en Alemania». Sin embargo, no todo lo malo viene de allí ni de ninguna otra parte, dado que el mal necesita del bien para desarrollarse dentro de la correlación de fuerzas magistralmente representada en la película.