GARA > Idatzia > Eguneko gaiak

Proceso de paz irlandés

El veto unionista vuelve a dejar el proceso irlandés al pie del abismo

Los mandatarios británico e irlandés, Gordon Brown y Brian Cowen, siguen reunidos en Belfast, con DUP y Sinn Féin enfrentados por la transferencia de competencias de Justicia y Policía de Londres a Belfast -que los republicanos quieren que se produzca el próximo mayo- y la exigencia unionista de una nueva estructura que sustituya a la Comisión de Marchas en decisiones relativas a marchas orangistas. La falta de acuerdo podría forzar elecciones anticipadas.

p006_f01_250x152.jpg

Soledad GALIANA | DUBLÍN

Una noche más, continúan las negociaciones en Hillsborough, a las afueras de Belfast. Esta vez, con la presencia de todas las partes alrededor de la mesa. Después de un segundo día de encuentros bilaterales, Brian Cowen y Gordon Brown, primeros ministros de Irlanda y Gran Bretaña, respectivamente, decidieron invitar a todos los partidos norirlandeses a sentarse alrededor de una mesa para tratar de forzar un avance en las negociaciones sobre la transferencia de las competencias de Justicia y Policía desde el Gobierno de Londres al de Belfast.

Fue el lunes al mediodía cuando Cowen y Brown decidieron interrumpir sus agendas para volar a Belfast e intentar evitar la caída del Ejecutivo irlandés a consecuencia del desencuentro entre Sinn Féin y DUP -los principales socios del Gobierno multipartito norirlandés- durante las dos semanas de negociaciones y que podría forzar el abandono del Ejecutivo por parte de los republicanos y la consiguiente convocatoria de elecciones anticipadas. La oficina del primer ministro británico informó de que Brown había mantenido reuniones bilaterales con Sinn Féin, DUP y otros partidos, y que «mantiene su determinación de conseguir algún progreso». Brown y Cowen mantuvieron reuniones hasta las tres y media de la madrugada de ayer.

Todas las partes han sido comedidas en sus declaraciones ante los medios en las últimas horas, y fue curiosamente el primer ministro norirlandés, el unionista Peter Robinson -que participa en los encuentros a pesar de haber abandonado temporalmente su puesto durante una investigación por un posible delito de corrupción-, el que, con su cambio de lenguaje y actitud, hace pensar que aún es posible un acuerdo. Claro está que fue precisamente la exigencia de su partido de negociar el desmantelamiento de la Comisión de Marchas como parte del paquete de transferencias la que ha propiciado la última crisis en el proceso político.

«Veto vanidoso»

Para el líder del nacionalista SDLP, Mark Durkan, la exigencia del DUP es un «veto vanidoso» que podría provocar que, «en lugar de que se complete la transferencia de Justicia, tengamos un jaleo completo».

Sin embargo, además del distanciamiento entre Sinn Féin y DUP, existen otros obstáculos relacionados con el contexto político de esta negociación. Porque el proceso político norirlandés es un puzzle, y no todas las piezas están sobre la mesa.

La primera cuestión a considerar es la celebración de elecciones generales en Gran Bretaña en mayo, y que de cumplirse lo que en estos momentos apuntan las encuestas, significaría la caída del Gobierno laborista en favor de los conservadores. De ahí la insistencia de Sinn Féin para que el acuerdo sobre las transferencias se produzca ahora, porque un retraso supondría que no habría tiempo para para poder cumplir con los trámites parlamentarios necesarios para la aprobación relativa al traslado de poderes desde Londres hasta Belfast. Los republicanos saben que los gobiernos conservadores siempre se han aliado con los unionistas, lo que podría suponer el fin de la oferta de mil millones de euros de Brown de presupuesto para el Ministerio de Justicia norirlandés o incluso el fin de la idea de la transferencia de competencias de Justicia y Policía.

Es por ello que el DUP juega al retraso. Además, saben que el electorado norirlandés necesita tiempo para «recuperarse» del escándalo que rodea a Peter Robinson, que según un documental de la BBC podría estar involucrado indirectamente en las actividades financieras irregulares de su esposa Iris. Esta necesidad de satisfacer a su electorado explica también la introducción de una exigencia que saben que es imposible de aceptar para Sinn Féin, pero que aumenta su popularidad ante sus votantes orangistas, que han visto el recorrido de algunas de sus marchas afectado por las decisiones de la Comisión de Marchas que el DUP quiere destruir, y reduce la fuga de votantes al TUV, el partido del eurodiputado tránsfuga Jim Allister.

El peor escenario para el DUP sería la convocatoria de elecciones anticipadas en el norte de Irlanda, una posibilidad si Sinn Féin abandona el Ejecutivo norirlandés y que los republicanos parecen dispuestos a llevar a la práctica si los unionistas no cumplen con el compromiso de transferencias incluido en el Acuerdo de San Andrés de 2006.

Como explicó el republicano Martin McGuinness el lunes, a Sinn Féin le llevó tres meses cumplir con su compromiso de apoyo a la fuerza policial norirlandesa, pero «lleva tres años esperando a que el DUP cumpla con su parte». El escándalo Robinson y la división unionista tendría efectos no ya en el DUP perdiendo diputados, sino en Sinn Féin tomando las riendas de Gobierno en el norte como partido más votado. Tan desagradable resulta esta posibilidad para el DUP que ha entablado negociaciones secretas con el UUP y los Conservadores para pactar una alianza electoral que garantice la mayoría unionista en la Asamblea de Belfast.

COMPROMISOS

El republicano Martin McGuinness recordó que a Sinn Féin le llevó tres meses cumplir con su compromiso de apoyar a la fuerza policial norirlandesa, pero «lleva tres años esperando que el DUP cumpla son su parte».

ROBINSON

El cambio de actitud y de lenguaje registrado en las declaraciones del primer ministro norirlandés, Peter Robinson, hace pensar que aún es posible alcanzar un acuerdo que salve el proceso.

La Administración Obama apoya las transferencias

El pasado viernes, durante un encuentro con la primera ministra en funciones, la unionista Arlene Foster, y el viceprimer ministro norirlandés, Martin McGuinness, en Belfast, el enviado económico de EEUU en el norte de Irlanda, Declan Kelly, afirmó que se sentía «optimista» de cara a un acuerdo sobre las transferencias de las competencias en las áreas de Policía y Justicia.

La presencia estadounidense en el proceso irlandés fue una constante en la Administración del demócrata Bill Clinton, y la presencia de Hillary Clinton a la cabeza de la política exterior de los EEUU ha renovado un compromiso inexistente durante las presidencias de George W. Bush. Durante su visita a Belfast en noviembre, la mandataria estadounidense confirmó que «como una verdadera amiga» esperaba que se complete el proceso de transferencias y ahora, durante las negociaciones de urgencia de las últimas horas en el castillo de Hillsborough, en las afueras de Belfast, el primer ministro británico Gordon Brown y su colega irlandés, Brian Cowen, se han mantenido en contacto telefónico directo con la ex primera dama.

Kelly, un irlandés residente en EEUU y representante del Ejecutivo del inquilino de la Casa Blanca, Barack Obama, en el norte de Irlanda desde setiembre de 2009, se ha mantenido en contacto constante con los líderes políticos norirlandeses, participando en alguno de los encuentros y resaltando la importancia de un acuerdo en las transferencias pendientes y alertando de los peligros del colapso de las instituciones norirlandesas desde la perspectiva de la política estadounidense.

El mensaje es claro para la clase política norirlandesa, y favorable a la hoja de ruta de Sinn Féin en el proceso de paz. El hecho de que Kelly sea un enviado con una agenda económica dirigida a potenciar inversiones estadounidenses en el norte de Irlanda abre nuevos escenarios al debate político norirlandés. Para el republicano Martin McGuinness, es claro que «el retraso constante del DUP con relación a los poderes policiales y su negativa a avanzar no ofrece una buena imagen a los inversores estadounidenses».

El apoyo de la Administración Obama a las transferencias desde Londres fue la clave en una reunión en Nueva York organizada por la Iniciativa Global de Bill Clinton a principios del pasado mes de octubre, y que de nuevo estaba enfocada a la inversión y creación de empleo en el norte de Irlanda.

En aquel encuentro, Kelly, el secretario de estado británico, Shaun Woodward, y el ministro de Asuntos Exteriores irlandés, Micheal Martin, coincidieron en que la clave para el despegue de la economía norirlandesa se encuentra en la estabilidad del Ejecutivo de Belfast, especialmente en el contexto de la reciente reactivación de las acciones armadas protagonizadas por grupos disidentes republicanos. S. G.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo